Opinión

Borja Carrascosa, director de Revista Capital
Borja Carrascosa
Director de Capital

El mundo se transforma, pero lo hace con deuda

Vivimos momentos de transformación y de hechos históricos inéditos, pero hay algo que no cambia: las quiebras, tanto de las empresas como de los propios países, se siguen produciendo por la deuda. Más concretamente, por el exceso de endeudamiento. El punto a partir del cual el volumen de pasivo se convierte en insostenible no queda claro, ya que, en el caso de los estados, siempre hay alguna institución que rescata al emisor (en el caso de Europa, es el Banco Central Europeo -BCE-). En el sector privado también hay ‘caballeros blancos’, aunque hacen menos ‘ruido’ y tienen criterios diferentes a los que rigen en el contexto político. 

En pleno ‘huracán’ de nuevas medidas proteccionistas por parte del gabinete de Donald Trump -ya en 2017 aplicó una estrategia similar- y de caos comercial global, en mayo se produjo un hecho especialmente relevante: Moody’s recortó un escalón la calificación crediticia de la deuda soberana estadounidense desde ‘Aaa’ -la máxima- hasta ‘Aa1’. La agencia, que mantuvo intacta la ‘nota’ de EEUU incluso durante la crisis de 2008, expresa ahora su preocupación por el volumen de pasivo público estadounidense. Ahí van algunos datos. 

EEUU tiene una deuda pública de 36,2 billones de dólares, un 124% del PIB estadounidense (cerca de 32 billones de euros al cambio, aproximadamente) y gasta cada año más de 1,2 billones de dólares (1,06 billones de euros) solo en intereses. Es decir, que el Gobierno norteamericano destina aproximadamente el equivalente a dos terceras partes del PIB de España -1,59 billones de euros en 2024- en el denominado como ‘servicio’ de la deuda. El volumen total promete seguir aumentando, ya que el gabinete del presidente republicano pretende elevar el gasto público aún más. 

“Elon Musk ha comprendido al fin que la ‘motosierra’ que aplica Milei en Argentina es difícilmente exportable a otros países como EEUU”

Cuando Donald Trump llegó al poder en esta segunda legislatura, uno de sus principales apoyos fue el empresario Elon Musk. El empresario estuvo al frente del departamento de eficiencia gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) para realizar ajustes de gasto de hasta dos billones de dólares (unos 1,75 billones de euros) en la administración estadounidense. Ahora, el billonario fundador de Tesla, de Space X y dueño de la red social X, entre otros negocios, ha decidido salir del Gobierno por la incoherencia de los planteamientos iniciales con la realidad de la gestión gubernamental. 

Con profundas diferencias económicas, pero similar planteamiento ideológico electoral, aterrizó Mariano Rajoy en el Gobierno en 2011. El que prometía ser un Ejecutivo de profundo corte liberal, con fuertes ajustes de gasto y bajadas de impuestos, se enfrentó a la realidad de una Administración con partidas de gasto blindadas y con más de 3,5 millones de funcionarios, dependientes del presupuesto estatal, con derecho a voto en cada convocatoria nacional, regional o local. 

En palabras de un empresario de la construcción, “lo que está haciendo Javier Milei en Argentina es imposible que se repita en otras economías desarrolladas”. La ‘motosierra’ del presidente argentino no podría funcionar, por ejemplo, en España. Nuestro país depende fuertemente del gasto público, ya que es el ‘contribuyente’ del PIB que más crece desde hace años. Los otros dos segmentos más pujantes son el turismo, que se mantiene muy robusto, y el sector inmobiliario, que muestra algunos signos de ‘burbuja’ en los precios de la vivienda. 

Concretamente, el servicio de estudios del Banco de España -lean al respecto el análisis de Juan Ramón Rallo sobre el estado de la institución en este mismo número- apunta que empieza a haber síntomas de burbuja y recomienda a las entidades una mayor cautela en la concesión de hipotecas. A saber, que el crédito no supere el 80% del valor de la vivienda y que se endurezcan los criterios en función de los niveles de renta. 

¿Recuerdan lo que sucedió en 2008? Tras el rescate bancario de 2012, que se llevó por delante el modelo de cajas de ahorros, el Gobierno aseguró que eso no se repetiría jamás. Trece años después, con un Ejecutivo fragmentado y respaldado por hasta siete partidos políticos distintos, el fantasma reaparece. 

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