La Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) ha identificado en su análisis sobre la oferta pública de adquisición (OPA) de BBVA sobre Sabadell una «amenaza competitiva» emergente por parte de los neobancos y ‘fintechs’. Estas empresas están ganando terreno frente a las entidades financieras tradicionales, particularmente en ciertos segmentos del mercado de la banca minorista.
Según el test de mercado realizado por la CNMC, que incluyó consultas a entidades tradicionales, asociaciones de consumidores, empresariales y neobancos, no se perciben barreras de entrada «significativas» al sector bancario más allá de las legales. A pesar de las barreras mencionadas por Sabadell, relacionadas con prestigio, reputación y solvencia, la CNMC considera que es «razonable esperar» que los recientes jugadores online intensifiquen su «presión competitiva» sobre la banca tradicional, expandiendo su negocio a mercados donde actualmente su presencia es limitada.
El informe de la CNMC recoge que estas ‘fintech’ pueden ejercer una presión competitiva «superior» a la que reflejan las cuotas de mercado tradicionales. Además,
la dimensión geográfica está perdiendo progresivamente peso en favor del canal online
, facilitando la expansión de estos actores digitales.
CaixaBank ha reconocido la presencia de estos nuevos actores en el mercado, citando a Revolut como «principal competidor». Asimismo, señala la aparición de ‘fintech’ como Qonto, especializadas en el ámbito comercial, que muestran «signos de crecimiento acelerado» en algunas regiones de Europa. Aunque aún no son relevantes en España, esto podría cambiar con el tiempo.
Por otro lado, Sabadell confirma la llegada de nuevos competidores en el ámbito de particulares, mientras que Cepyme destaca el creciente interés de las pymes por los servicios de neobancos y compañías ‘fintech’, motivado por la combinación de reducción de costes y herramientas ofertadas.
Perspectiva desde las autoridades de competencia
La Autoridad Catalana de la Competencia (ACCO) también reconoce la «cierta presión competitiva» de estos nuevos actores; sin embargo, matiza que cuando se trata de productos y servicios financieros de gran importancia, como hipotecas, los consumidores, especialmente de mayor edad, tienden a optar por la banca tradicional y sus oficinas físicas. Esta preferencia destaca una brecha generacional en la adopción de servicios financieros digitales complejos.
