El Estado de derecho es de suma importancia para el Banco Central Europeo (BCE) y un pilar fundamental para su mandato. Reforzarlo incentivará la inversión y el crecimiento económico, contribuyendo a mejorar el papel internacional del euro, según afirmó Frank Elderson, miembro del directorio del BCE, durante su intervención en el Tribunal Constitucional Italiano.
Elderson defendió la relevancia del Estado de derecho para la institución como banco central y supervisor, destacando que desempeña un papel específico en su defensa. Según el neerlandés, los bancos centrales son más eficaces cuando el Estado de derecho es sólido, pues unos bancos centrales y supervisores sólidos son esenciales para el desarrollo de una economía robusta. En sus palabras, los bancos centrales y los supervisores prudenciales desempeñan un papel fundamental en la defensa y promoción del Estado de derecho.
Los propios bancos centrales deben adherirse a los principios del Estado de derecho bajo el escrutinio de los tribunales
Al mismo tiempo, los bancos centrales disponen de instrumentos que pueden utilizarse para reforzar el tejido jurídico que sustenta el Estado de derecho. Elderson subrayó que, en el caso del BCE, este es un pilar fundamental de su mandato, desempeñando múltiples funciones importantes, como el establecimiento de las bases y la protección de la confianza en el dinero, además de su importancia para el cumplimiento de los mandatos y el apoyo a la estabilidad de precios y financiera.
Las palabras de Elderson coinciden con la postura fijada por Christine Lagarde, presidenta del BCE, quien destacó en mayo que los cambios en el sistema monetario internacional crean una oportunidad para un momento euro global. Este impulso de la posición internacional de la moneda común, como alternativa al dólar, tendría implicaciones positivas para la región.
Fortalecer aún más el Estado de derecho incentivará la inversión, fomentará el crecimiento económico y mejorará el papel internacional del euro
Lagarde, además, enfatizó la necesidad de que Europa asegure una base geopolítica sólida y creíble, manteniendo un compromiso firme con la apertura comercial. Convertir a Europa en un destino prioritario para el capital global, gracias a unos mercados de capital más profundos y líquidos, y reforzar su base jurídica, son elementos clave en esta estrategia.
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