La banca española ha mostrado un progreso gradual y significativo en la implementación de los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) en su estrategia y operaciones. Sin embargo, se subraya la necesidad de avanzar en «implementaciones reales y prácticas», según indica el informe ‘Perspectivas de la banca responsable. España 2025’. Este documento fue presentado en Madrid por la Cátedra Internacional de Finanzas Sostenibles de la UPF Barcelona School of Management (UPF-BSM) y Triodos Bank.
En esta segunda edición del informe, que analiza los datos de 2023 de 11 entidades bancarias españolas, se destaca una mejora en la transparencia y calidad de la información reportada. Este avance ha sido estimulado por las nuevas regulaciones de 2023, que han incrementado la disponibilidad y precisión de los datos publicados. No obstante, aún persisten desafíos en el indicador de información a clientes y usuarios en materia de ESG, donde los bancos muestran peores resultados.
Identificar dónde el banco puede ayudar a sus clientes a reducir impactos negativos y aumentar impactos positivos es un área con mucho margen de mejora.
Los bancos analizados, como Abanca, Banco Sabadell o BBVA, han sido evaluados por su alineamiento con los principios de banca con valores según la Global Alliance for Banking on Values (GABV). En este aspecto, el conjunto de las entidades presenta un resultado «medio-bajo» con una puntuación total de 45 sobre 100, aunque esto representa una mejora con respecto a 2023, cuando la puntuación fue de 23,5 sobre 100.
El informe también resalta que el sector bancario ha experimentado un incremento en la financiación sostenible, especialmente hacia proyectos de energía renovable y eficiencia energética. A pesar de estos progresos, el análisis de la aplicación de la Taxonomía Verde Europea concluye que «queda mucho camino» para hacer de los flujos monetarios hacia actividades sostenibles un componente primordial de la actividad bancaria.
En la contribución a la economía real, ciertos indicadores han mejorado desde la edición anterior, como los activos morosos o de baja calidad, que se mantienen en niveles bajos. Además, destaca positivamente la financiación de clientes, pymes, autónomos y familias mediante depósitos bancarios en relación a los activos totales.
A pesar de las mejoras, aún no se puede calificar al sector bancario español como «plenamente alineado» con los principios de banca responsable, pues la incorporación efectiva de estos criterios sigue en una fase inicial.
Este panorama sugiere que la banca española está en el camino correcto hacia una mayor sostenibilidad y responsabilidad, pero requiere de un esfuerzo continuo para alcanzar y superar los estándares internacionales en materia ESG.


