Cristina Herrero, presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), ha desmontado este martes la narrativa del Gobierno según la cual el aumento del gasto en Defensa de más de 10.000 millones de euros no tendrá repercusión en el déficit ni en la deuda pública. Herrero ha sido clara: los 10.000 millones adicionales anunciados, aunque parcialmente se camuflen con reorganizaciones presupuestarias, suponen más déficit y más deuda.
"En términos presupuestarios puede parecer un simple traspaso de partidas, pero en términos de déficit y deuda no lo es", ha sentenciado Herrero, en referencia a la estrategia del Ejecutivo de operar sin nuevos Presupuestos Generales del Estado, redistribuyendo fondos dentro de los ya aprobados. La presidenta de la AIReF ha subrayado esto en su intervención en las jornadas de Economía que organiza APIE en Santander, en colaboración con la UIMP y patrocinado por el BBVA. En ese sentido, aunque se utilizarán algunas partidas que no se han ejecutado, dicho uso supondrá un aumento del gasto previsto.
El impacto se notará ya en 2025
Herrero ha explicado que el aumento del gasto previsto por Defensa eleva las previsiones de déficit público del 3,7% al 4,1%. Esta subida, ha insistido, no estaba contemplada en los escenarios fiscales iniciales y, por tanto, añade presión sobre unas cuentas públicas ya tensionadas.
Del total comprometido, aproximadamente 6.000 millones corresponden a gasto corriente que puede ejecutarse de forma inmediata, con efecto directo en el déficit. Otros 4.000 millones se encauzarán como préstamos, que aunque no se registren como gasto financiero, "habrá que financiarlos, y eso es deuda", ha advertido.
Esta última partida hace referencia a las inversiones militares —como fragatas o aviones—, y su efecto sobre el déficit se producirá a más largo plazo, cuando el material sea entregado, pero eso no elimina su impacto futuro en el saldo presupuestario, solo lo difiere.
La presidenta de la AIReF ha sido especialmente crítica con la narrativa gubernamental de que reorganizar créditos no implica nuevos compromisos. "No se iban a gastar, y ahora sí. Es más gasto. La duda es cuántos años tardará en reflejarse, pero el impacto es evidente", ha afirmado.
Además, ha recordado que el escenario económico no es precisamente favorable: la revisión a la baja del FMI en sus previsiones para España obliga también a AIReF a recalibrar su escenario macroeconómico, en el que ya predominan "los riesgos a la baja", sobre todo a causa de las numerosas tensiones geopolíticas que están surgiendo
Eficiencia y prioridades: gastar mejor
Más allá de los números, Herrero ha aprovechado para introducir una crítica estructural sobre la calidad del gasto público. Ha defendido que la clave no está solo en cuánto se gasta, sino en cómo se gasta, e insistió en que el análisis de eficacia requiere tiempo y planificación, algo que sigue sin hacerse de forma sistemática. “La conclusión de esos análisis no sería necesariamente que hay gasto superfluo, sino que, si existe una prioridad clara —como ahora se argumenta con la Defensa—, lo que hay que hacer es gastar de otra manera, porque los objetivos actuales no se están cumpliendo”.
