La tensión entre la Unión Europea y Estados Unidos por la política arancelaria sigue en aumento. Este lunes, la Comisión Europea ha insistido en que existen «avances» significativos en las negociaciones, tanto a nivel técnico como político, de cara a alcanzar un «principio de acuerdo» antes del término de la tregua arancelaria, fijado para este miércoles 9 de julio. La esperanza de un pacto que evite nuevos recargos arancelarios, sugeridos por Washington para el 1 de agosto, está presente, aunque Bruselas ha evitado hacer comentarios acerca de esta nueva fecha.
Olof Gill, portavoz comunitario de Comercio, ha afirmado en una rueda de prensa que los contactos entre las partes se están llevando a cabo «al nivel político más alto», complementados por un constante trabajo técnico. En sus palabras, la meta es alcanzar un acuerdo beneficioso para ambas partes, evitando un escenario en el que «todos pierdan».
En este contexto, se confirmó que Ursula von der Leyen, presidenta del Ejecutivo comunitario, sostuvo una conversación telefónica con el presidente Donald Trump el domingo pasado. Aunque los detalles del diálogo no se han revelado, se describió como «buena» por portavoces de Von der Leyen. Sin embargo, Bruselas sigue presionando para lograr un acuerdo que termine con los aranceles, haciendo oídos sordos a rumores sobre posibles recargos del 17% por parte de Estados Unidos en ciertos productos europeos.
La Comisión Europea señala que los contactos continuos respecto a «la sustancia» de las negociaciones son una prioridad, aunque no está previsto que los jefes negociadores se reúnan en persona por el momento. Ursula von der Leyen admitió la semana pasada que veía «imposible» conseguir un acuerdo detallado antes del 9 de julio debido al inmenso volumen de las relaciones transatlánticas, evaluadas en 1,5 billones de euros, por lo que aboga por cerrar primero un «principio de acuerdo».
La meta es alcanzar un acuerdo beneficioso para ambas partes
Las medidas temporales implementadas por Trump desde su llegada incluyen aranceles del 25% sobre acero y aluminio europeos y del 25% sobre vehículos y piezas. Aunque se anunció una reducción temporal del 20% al 10% para otros aranceles durante la tregua, el compromiso a largo plazo aún pende de un hilo ya que estas medidas son percibidas por Estados Unidos como «recíprocas».
