La evolución tecnológica de los últimos 25 años ha sido la más disruptiva nunca vista. La era digital se fundó sobre las bases de un puñado de grandes empresas, entre ellas Google, que cuenta con varios de los servicios más utilizados por empresas y personas de a pie. Hablamos sobre ello con Isaac Hernández, Country Manager de Google España.
¿Qué puede decirnos de la evolución tecnológica de los últimos 25 años? ¿Qué hitos se le ocurren de este principio del milenio?
Diría que hay como cuatro categorías de hitos, que después han permitido que se desarrollaran otro tipo de tecnologías. Lo primero tiene que ver con las comunicaciones, el ancho de banda y la capacidad de comunicarnos, porque Internet ya existía en el 2000. Ahora navegamos al menos mil veces más rápido. Eso ha permitido avances como las redes sociales, o los negocios de streaming.
El segundo bloque es el concepto del cloud. Las empresas empiezan a entender cómo tener una arquitectura más resiliente que reside en la nube, ligado a un modelo flexible de pago por uso. A su vez, la nube es el origen del Big Data, del Internet de las cosas.
El tercero, sin duda, lo que tiene que ver con la comunicación. Me refiero a los teléfonos móviles. En el año 2000, el teléfono nos servía para hablar y para recibir mensajes. Se han convertido en un ordenador de bolsillo, en una ventana al mundo digital.
Y tercero y más reciente, aunque en realidad, se ha estado construyendo desde hace más de diez años, en mi opinión es la inteligencia artificial. Parece que ha sido una cosa de hace dos años, pero no es verdad. Arrancó hacia el año 2012 con las primeras redes neuronales, pero sin duda ahora se está viendo el potencial y probablemente va a ser el pilar fundamental que redefina los próximos 25 años.
Su aplicación es absolutamente universal para cualquier tipo de empresa, para cualquier tipo de industria y tiene una capacidad de disrupción enorme. Por ejemplo, en materia de salud. Lo vemos con los casos de los Premios Nobel de Física y de Química del pasado mes de octubre.
Se trata de dos personas que trabajan en Google por una invención que se llama AlphaFold y que ha permitido saber la estructura tridimensional de todas las proteínas que existen en el mundo. Hemos ganado del orden de 4 mil millones de años de innovación para la humanidad. Ahora eso está en manos de los investigadores médicos, que están fabricando la nueva generación de medicamentos o similares.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido de estos 25 años?
Lo más relevante para mí es la IA, sin duda. Fíjate que los teléfonos inteligentes han sido una gran disrupción, y cómo nos sentimos desnudos sin nuestros dispositivos. Pero esa potencialidad de la IA de investigar, de pensar a una velocidad que el ser humano no es capaz de pensar, de tener la ingente cantidad de datos que gestiona, de responderte de forma natural, etcétera, es algo que tiene potencial para cambiar muchas cosas.
Y volviendo al ejemplo de antes, del Premio Nobel, creo que algo que impacta a la sociedad de esa forma, para mí se merece el reconocimiento de ser el avance más significativo de los últimos 25 años.
Estamos trabajando ya en tecnologías cuánticas que hacen irrelevantes los ordenadores digitales actuales
¿Cómo encaja esa evolución tecnológica con la evolución de Google? ¿De ser un buscador a un conglomerado más amplio que reúne correo, servicios en la nube, streaming…?
Cuando empieza el año 2000 hay bastante incertidumbre por lo del cambio del milenio, el posible impacto en los sistemas y similares. El otro asunto importante es la burbuja puntocom. Se genera una explosión, a lo que siguió una depuración, en el sentido de que algunas compañías no tenían un modelo de negocio sostenible.
Google nace en el año 98 y pasa un poco desapercibido. Cree en el poder de la indexación de internet y nace con una misión francamente inspiradora que es coger toda la información del mundo y hacerla útil y accesible de forma universal para todo el mundo. Cuando tú eres fiel a esa misión, te empiezan a salir el resto de cosas que han sucedido para Google en los últimos 25 años.
Un tipo de información hace referencia a la información geográfica. Y en estos 25 años nos ha cambiado la forma en la que nos desplazamos por las ciudades o viajamos. Primero con los GPS y luego con los propios teléfonos móviles y ahora embebida en las capacidades de los automóviles.
Y esto nos ha llevado a donde estamos ahora: la semana pasada estuve en California e hice mi primer viaje en un Waymo, los coches sin conductor de Google. No son un experimento. Llevamos diez años trabajando en ello, pero es que ahora hablamos de 250.000 viajes a la semana que se realizan sin conductor, de forma ultra segura, sin incidentes.
Por el momento, solo en cuatro ciudades americanas, pero se va a llevar a otros lugares como Tokio y también Washington, a Houston entre otros lugares. También podemos hablar de los videos. De YouTube, que se ha constituido en la mayor plataforma de contenido en vídeo.
Google ha pasado de ser esa compañía monográfica de buscador a tener hoy 15 servicios, cada uno de ellos con más de 500 millones de usuarios. Y siete de ellos con más de 2 mil millones de usuarios al mes.
Hablando de esta evolución, en el caso de Google, el buscador, la competencia no ha sido tan efectiva como en otros negocios. ¿Por qué?
Aquí no hay nada garantizado. Si hay algo que define a este mundo es que es que las posiciones se pueden perder de forma muy rápida. Si no eres capaz de invertir lo suficiente para estar siempre en punta de lanza y en innovación, puedes perder eso que tenías.
En nuestro caso, Google lleva innovando con inteligencia artificial dentro del buscador desde hace diez años. Lo que está ocurriendo con la IA generativa y compañías como OpenAI o Perplexity, es que quizá los usuarios no van a buscar tanto, sino que lo van a hacer a través de ese tipo de interfaces. Hablamos de que las posibilidades y las opciones son enormes y la única garantía de éxito es seguir invirtiendo mucho en innovación, en talento y no confiarte nada.
¿Qué ocurre con una empresa que no se sube a la ola?
La IA tiene esa capacidad de disrupción que hace que todos los negocios van a tener que revisitar procesos, revisitar sus interacciones con clientes, etc.
Especialmente es algo que estamos viendo en los Contact Center, que a través de la IA tienen la posibilidad de hablar en varios idiomas, de reconocer perfectamente el lenguaje natural. Está llevando a una verdadera revolución en ese sentido. Sin que ello suponga perder de vista el objetivo, que es prestar servicios relevantes, poner al cliente en el centro. Pero la IA tiene ese potencial de cambiar radicalmente esas capacidades.
Google lleva innovando con inteligencia artificial dentro del buscador desde hace diez años
¿Qué retos observa en esta disrupción? ¿De sostenibilidad, en términos de empleo…?
Como toda tecnología, con el potencial disruptor que tiene la inteligencia artificial, siempre hay riesgos. Y Google siempre ha sido partidario de apostar de forma decidida por la tecnología, pero de forma responsable. Y eso nos ha llevado ya en el año 1998 a tener nuestros propios principios. En 2018 ya establecimos qué cosas íbamos a permitir a nuestra inteligencia artificial y qué cosas no.
Un ejemplo es la capacidad de la IA para identificar personas. Nosotros no lo permitimos. No solo Google, sino la industria y las empresas, todos tenemos que tener ese código ético de aplicación de la inteligencia artificial para asegurarnos de que no vamos a tener ninguna de las consecuencias más lesivas.
Otro de los riesgos es el de la desinformación. Pero podemos usar la IA como aliada para identificar mediante huellas de agua indelebles el que algo ha sido generado por IA. Y lo mismo con video y cualquier tipo de contenido.
Hablando de la información la vida de los medios de comunicación ha estado muy ligada a Google. ¿Cómo va a ser a partir de ahora con herramientas como Gemini?
Los medios de comunicación siempre han sido fundamentales para Google. Ha habido una colaboración muy estrecha y eso no va a cambiar. El valor de un medio de comunicación suministrando información de calidad va a estar siempre ahí. Lo que sí habrá que hacer es estar atentos a cómo evolucionan estas tecnologías.
La industria de los medios de comunicación es probablemente la que más se ha transformado o de las que más. La IA vuelve a suponer un reto. Estás poniendo ahora el ejemplo de tu industria, pero es que eso mismo va a pasar en banca o en telecomunicaciones. Si hay alguien que es capaz de eficientar ciertos procesos, la competencia lo va a tener muy complicado.
¿Está yendo más rápido la adopción de la IA por parte de las empresas o de los usuarios de a pie?
Fíjate, el usuario lo usa para muchas más cosas, para entretenerse, para aprender, o para trabajar en muchos casos también. Suele ser mucho más dinámico el consumidor final, porque no tiene que cumplir regulaciones.
Para que la IA dentro de una compañía sea realmente útil tienes que conectarla a tu sistema de facturación, a tu sistema de gestión de clientes y demás. Y ahí es donde suele haber un montón de problemas e impedimentos.
Hay un proceso de gestión del cambio, que hace que haya un gap, y que genera cierta presión. Existe también el llamado Shadow IT, que consiste en que la empresa te da una serie de herramientas, pero tú resulta que en tu día a día tenías herramientas mucho mejores: podías trabajar en la nube, utilizas un correo electrónico que no tiene limitaciones. Esto pasa también con la IA. Si la empresa no lo adopta lo hace el empleado por sus propios medios para hacer las cosas mejor y más rápido.
Luego hay otro matiz, y es que cuando se piensa en la IA generativa, se piensa mucho en el concepto de un chatbot, cuando la IA generativa tiene una capacidad mucho mayor, mucho más transformacional. Y hablo aquí del concepto de agentes. El chatbot te da una respuesta, es capaz de hacerte una investigación, realizar una transacción, y, en definitiva, automatizar tareas. En ese sentido, lo que tendremos en un futuro serán humanos colaborando con máquinas, con agentes, y agentes colaborando con otros agentes.
Lo que tendremos en un futuro serán humanos colaborando con máquinas, con agentes, y agentes colaborando con otros agentes
Hablando del futuro. ¿Qué nos depara? ¿Qué tendremos de aquí a 25 años?
La evolución de la tecnología va a ir generando nuevas oportunidades. Fíjate que todo viene de ceros y unos. Estamos trabajando ya en tecnologías cuánticas que hacen irrelevantes los ordenadores digitales actuales. Estamos en la era del descubrimiento de nuevos materiales, de nuevos medicamentos, etc. Es algo que creemos que va a ocurrir en la próxima década. Y que va a tener un impacto tan o más potente que lo que hemos visto. Y de nuevo, de la IA estamos absolutamente al principio.
En cuanto a los negocios, va a cambiar todas las empresas y va a cambiar todos los negocios. Incluso aparecerán empresas que puedan acabar siendo los futuros gigantes digitales.
Google es una base de datos gigante. Tiene más acceso a datos que otros modelos de inteligencia artificial, ¿eso convierte a Gemini en el modelo con mayor potencial?
Google tiene la suerte de contar con el personal especializado en esta materia porque lleva trabajando en esto 12 años. Recomendarte un video después del que tú has visto de YouTube o una aplicación en Android después de que tú te has pagado una determinada son resultado de integrar la IA en nuestros productos desde hace mucho tiempo.
La IA es la mejor forma de dar respuesta a nuestra misión. La misión de hacer que toda la información sea asequible. Y es cierto que hemos venido trabajando con los tres pilares: la data Computación y talento y redes neuronales. Traducido a las empresas, estas cuestiones van a ser commodities, es decir, van a estar disponibles a través de los distintos modelos. Lo que es muy importante para las empresas, lo que va a permitir diferenciar a unas empresas de otras es el data. Y ahí es donde yo creo que el empresario tiene que poner foco. La IA de tu competidor va a ser igual en la medida de que tus datos sean iguales. Pero si en tus datos hay más valor, pues probablemente tú seas capaz de sacarle el mayor provecho a la IA.
