Viajes

Mayenne, el rincón secreto de Francia entre castillos y naturaleza

La provincia de Mayenne, que toma su nombre del río que la cruza, se distingue por sus paisajes verdes y ondulados, además de por su historia monumental, contada por sus castillos

Por Mario Talavera

Verde, amarillo, blanco y negro. En ese orden de aparición, los colores de Mayenne invitan a la calma. Entre onduladas colinas se encuentra este lugar, inundado de verde, incluso a punto de iniciarse el verano. También hay está el amarillo de los campos de cereal. Y el blanco y negro de las vacas que pueblan estas tierras.

En la región del Loira Atlántico y con un clima benigno durante la mayor parte del año, se muestra este destino que se aleja de las grandes aglomeraciones y de las prisas. Ese es el carácter del que se enorgullecen en las casas de huéspedes, donde solo admiten un máximo de cinco habitaciones.

El lugar idóneo para desconectar, como Le Bas Chitray, en Menil, a unos pocos kilómetros de Chateaux les Gontier. Una casa señorial que no se opone a las comodidades de los mejores hoteles. Y con el encanto de los productos de proximidad, así como la amabilidad de sus anfitriones.

La fama de Mayenne no es tan alta como la de las provincias de alrededor, pero no por falta de alicientes. Entre montañas se encuentra Sainte Suzanne que, precisamente, se encuentra en lo alto de un monte. Las vistas desde el mirador que tiene enfrente muestran un pueblo pintoresco, de postal.

Vistas de Sainte Suzanne - Fabien Chere Sparadrap

El pueblo da para una visita en apenas unas horas, pero invita a quedarse para dar un agradable paseo por las calles del centro. Como tantos otros pueblos de la región, cuenta con su propio castillo, testigo de excepción en una zona fronteriza con Normandía y Bretaña. El alcalde del pueblo, que se explica en un perfecto castellano, cuenta que ya pasan por este lugar 350.000 personas al año. En su opinión, los turistas no se pueden perder el paseo por el camino que rodea el pueblo, desde el que observar el atardecer.

Se encuentra entre los Pueblos más Bonitos de Francia, para lo cual debe cumplir un total de 32 condiciones. Es un incentivo extra para mantener la belleza intacta de este pequeño pueblo medieval. Además de sus vistas, merece la pena hacer una visita a la chocolatería BIM "Bean-to Bar in Mayenne". Traducido: del grano de cacao a la barrita de chocolate.

En este lugar fabrican chocolate artesano. Y se lleva a cabo todo el proceso. ¿El resultado? Unas variedades de chocolate exquisitas, distintos sabores que deleitan el paladar. Muy recomendable también para conocer curiosidades que rodean el mundo del chocolate.

A unos kilómetros de allí, y digno de una parada si está de paso, Saint Pierre-sur-Erve. Un puente de piedra, una iglesia del siglo XI y una curiosa exposición de figuras de animales hechas con metal esperan en este pequeño enclave.

Sainte-Suzanne

La ruta puede terminar en las grutas de Saulges. Son unas cuevas excavadas por la erosión en las montañas. Tanto Margot como Rochefort son dos lugares dignos de visitar. En el primero nos adentramos en la propia evolución del ser humano. En el segundo, también damos cuenta de algunas de las pinturas rupestres más antiguas del Viejo Continente. Para completar la visita, es muy útil pasar por el museo, con el fin de ahondar en la historia de estas grutas.

El río Mayenne

El río Mayenne también da nombre a uno de sus pueblos, prácticamente en la frontera norte de la provincia. Es uno de los tres más grandes de esta provincia, pero apenas supera los 10.000 habitantes. Pero es el río el que da sentido a este y a otros dos enclaves de los que hablaremos más adelante.

Y sí, el pueblo Mayenne está dividido en dos por el río Mayenne. La estampa desde los puentes es de postal, con su castillo alzándose sobre la ciudad. Asimismo, también encontramos la Basílica de Notre-Dame-Des-Miracles. Los entramados de madera ya hacen su aparición en la zona antigua de la población.

En el caso del castillo, estamos ante un testigo de la historia. Sus inicios se remontan a la época Carolingia, es decir, en torno al siglo IX y X. Su planta se parece más a la de una villa romana que a la de un castillo medieval, por lo que en el resto de la edificación existen más vestigios de ese origen.

Tras esos años, el castillo se amplía y refuerza para hacer frente a las numerosas contiendas que se desarrollan en la zona. Así, su arquitectura ya recuerda al románico y al gótico. Además, en el museo que alberga el castillo, se pueden apreciar piezas como figuras de ajedrez y de otros juegos, talladas sobre huesos de animales. Se trata de resquicios del pasado de esta edificación, que recuerdan su historia como residencia de los condes de Mayenne.

Por último, pasó a ser una cárcel, a partir del siglo XIX y hasta 1936. A unos pocos metros de allí se encuentra la Basílica, que data de entorno a 1100. No fue hasta 1900 cuando León XIII le otorga esa dignidad. La Segunda Guerra Mundial hace mella en este templo, si bien se fueron remplazando las piezas perdidas desde esa época, siguiendo el estilo que imperaba en las décadas de 1950 y 1960.

Desde Mayenne merece la pena hacer unos kilómetros más hasta Lassay-les-Chateaux, un pueblo medieval con un encanto particular. Sus casas de piedra y sus entramados hacen de este un lugar muy digno en el que perderse y dar un paseo en calma. Las fotos no le hacen justicia.

Además, comprobamos como hasta este pequeño pueblo cuenta con su propio castillo, que regala una bella panorámica desde el lago que se encuentra a sus pies. Como lugar extra que visitar, la exposición de arte de Alain Legros, un artista local.

Casas en Lassay-Les-Châteaux

 

Laval y les guinguettes

Llegamos a Laval, la capital de la provincia. Si vienes de alguno de los otros pueblos, te sonará la imagen: un castillo en lo alto de la colina, asomado al río Mayenne. En este caso, el castillo da cobijo al MANAS, traducido en castellano, Museo de arte naíf y artes singulares. La visita es gratuita y muy recomendable, pero se puede disfrutar mucho más con una guía, ya que es un tipo de arte que se sale de los estándares más conocidos.

Este museo tiene su razón de ser en la conmemoración de la figura de Henri Rousseau, un pintor autodidacta que es una de las grandes referencias de ese tipo de arte. También pueden encontrarse piezas de Séraphine de Senlis, cuya vida la describe la película de 2008 Séraphine.

Fuera del museo, merece mucho la pena pasear por el centro de la ciudad, donde hacen su aparición los entramados de madera. De hecho, lo hacen en su máxima expresión, por calles estrechas y empinadas, así como en la orilla del río, a los pies del castillo.

Lassay-les-Châteaux

Como actividad que se puede hacer en Laval y en otros puntos del río Mayenne, merece mención la de navegar por el río. Se trata de un plan perfecto para disfrutar del tranquilo discurrir del Mayenne. Se pueden alquilar unas pequeñas barcas que no necesitan ningún tipo de permiso para pilotarlas. Para no pasar envidia del resto, mejor llevar a bordo bebida y aperitivos, además de ser una estupenda forma de pasar la tarde.

Como imprescindible en todas estas visitas, las guingette que se encuentran a orillas del río Mayenne. Son bares tradicionales que se han convertido en puntos de reunión en la ribera porque reúnen todo lo que podría desear alguien que visita esta provincia: naturaleza, buena gastronomía y un ambiente acogedor. Se trata de una moda que se está recuperando y que dan vida a las proximidades de los ríos.

Las hay en Mayenne y en Laval, pero la de Château-Gontier también merece una visita. Además, a unos metros se encuentra un edificio que no parece propio de un pueblo tan pequeño. Hablamos del Hôpital et chapelle Saint-Julien de Château-Gontier. Digno de ver desde el otro lado del río.

Recorrido fluvial por el Mayenne - Pascal Beltrami

Alojamientos, comidas y traslado

Además de Le Bas Chitray, una opción rural más bien al sur de la provincia, hay otros lugares donde alojarse para disfrutar de esa tranquilidad de Mayenne. Por ejemplo, se puede optar por Le Domaine de Bachmay, en Laval. El exterior engaña, pero dentro existen tanto departamentos como habitaciones individuales. Un remanso de paz.

También se puede hablar de La Belle Avette, en Lassay-Les-Châteaux. Habitaciones temáticas en un entorno incomparable. Y bajo las habitaciones, un amplio salón que invita al descanso. Por último, y como el alojamiento con mejores instalaciones, Logis Parc Hotel & Spa, que cuenta con piscina y spa. Este se encuentra en Château-Gontier.

En cuanto a la gastronomía, muy aconsejable l'Esprit Cuisine, en Laval, con una variedad sorprendente de platos y sabores. Y una sorpresa al final de la comida. Por su parte, el restaurante Au grand hotel, en Mayenne, ofrece tanto platos de pescado como de carne para todos los gustos. También digno de visita La Cantine, en Château-Gontier, con opciones locales, como crepes y galettes, la variante de las crepes de esta región.

La mejor forma de llegar es volando hasta Nantes. De ahí hacia Laval, que está más o menos en el centro de la provincia de Mayenne, se tardan en torno a 2 horas en coche. Una opción para acortar el viaje es el alojamiento en Château-Gontier, y de ahí al resto de lugares.

Fotos: Teddy Verneuil, Marie Morin, Fabien Chere, Pascal Beltrami, Oficina de Turismo de Laval

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