Durante la segunda semana de julio, una serie de mensajes en redes sociales y aplicaciones de mensajería afirmaban que Mercadona cotizaría en Bolsa a partir del 3 de agosto de 2025. En apenas unas horas, la noticia se viralizó y generó todo tipo de especulaciones entre pequeños inversores, analistas bursátiles e incluso trabajadores de la propia compañía. Fue tal la magnitud del rumor, que la propia empresa se vio obligada a emitir un comunicado urgente para desmentirlo de forma categórica.
La compañía presidida por Juan Roig ha declarado a través de sus canales oficiales que el rumor es completamente falso y que Mercadona no tiene ni ha tenido intención alguna de salir a Bolsa. Y han recordado que se trata de una empresa 100% familiar y no cotizada.
Pero más allá del desmentido puntual, la situación abre una pregunta legítima: ¿qué pasaría si Mercadona saliera a Bolsa? ¿Sería un movimiento estratégico lógico o una traición a su propio modelo?
Desde hace décadas, Mercadona ha sostenido una política de capital cerrado, controlado por la familia Roig y algunos directivos de confianza. Su independencia financiera ha sido una seña de identidad: reinversión constante de beneficios, una política de precios agresiva, márgenes controlados y un sistema de proveedores integrados (interproveedores) que ha permitido eficiencia sin intervención de terceros accionistas. En otras palabras, Mercadona nunca ha necesitado el capital del mercado para crecer.
Además, la estructura privada ha permitido a la compañía mantener decisiones a largo plazo sin presiones bursátiles. Inversiones multimillonarias en logística, digitalización o apertura internacional (como su entrada en Portugal con tiendas propias) se han financiado sin deuda excesiva ni necesidad de responder al cortoplacismo de los mercados.
Cotizar supondría abrir ese modelo a otros intereses: fondos, accionistas minoritarios, regulaciones más estrictas, exposición pública diaria. Algo que no encaja con la cultura empresarial interna de Mercadona, muy basada en el control absoluto y una comunicación férreamente planificada.
En términos financieros, la operación sería monumental. Se estima que una hipotética salida a Bolsa de Mercadona podría valorarse entre 35.000 y 45.000 millones de euros, lo que la situaría entre las mayores cotizadas del IBEX 35, junto a Inditex, Iberdrola o Santander. Pero conllevaría también exigencias: transparencia diaria, obligaciones de publicación de resultados trimestrales, y una inevitable apertura del gobierno corporativo.
Fuentes del sector consideran que, aunque económicamente viable, la salida a Bolsa de Mercadona sería contradictoria con el estilo de Juan Roig, quien ha defendido históricamente un modelo empresarial basado en el beneficio compartido, la fidelidad interna y el liderazgo fuerte, sin interferencias externas. De hecho, Roig ha sido crítico con las “tentaciones del capital fácil” y ha insistido en que el crecimiento de Mercadona debe ser “responsable, rentable y controlado”.
Mercadona paga un 27% más que el SMI y un 72% más a empleados con antigüedad, dice Financial Times
