El este de Afganistán vive horas de profunda tragedia tras el fuerte terremoto de magnitud 6,0 que sacudió la región en la noche del domingo. Según fuentes oficiales, al menos 600 personas han perdido la vida y unas 2.000 resultaron heridas en varias provincias montañosas y de difícil acceso. El epicentro del sismo se localizó a 27 kilómetros al este de Nangarhar, a una profundidad de apenas ocho kilómetros, lo que explica la enorme fuerza destructiva de las sacudidas.
Las provincias de Kunar, Nangarhar, Nuristán y Laghman son las más afectadas, aunque los temblores también alcanzaron Kabul, la capital afgana, e incluso se sintieron en Islamabad, Pakistán. La magnitud de la catástrofe se agrava por la precariedad de las infraestructuras, la vulnerabilidad de las viviendas construidas con materiales débiles y la falta de recursos para atender emergencias de este tipo.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) señala que tras el temblor inicial, registrado a las 23:47 hora local, se produjeron al menos dos réplicas de magnitud 5,2, lo que incrementó la sensación de pánico entre la población y provocó el derrumbe de estructuras ya debilitadas. En Nuristán, aunque se sintieron fuertes sacudidas, las autoridades locales indicaron que hasta el momento no se han reportado pérdidas humanas, aunque la dificultad de acceder a zonas remotas impide confirmar plenamente esa información.
Sadly, tonight's earthquake has caused loss of life and property damage in some of our eastern provinces.
Local officials and residents are currently engaged in rescue efforts for the affected people.
Support teams from the center and nearby provinces are also on their way,— Zabihullah (..ذبـــــیح الله م ) (@Zabehulah_M33) August 31, 2025
Ihsanullah Ihsan, director de Información y Cultura en Kunar, ha informado que solo en su provincia cientos de casas han quedado destruidas y decenas de aldeas se encuentran prácticamente arrasadas. En una sola localidad se confirmaron 21 fallecidos y 35 heridos, lo que da una idea de la devastación generalizada. El funcionario no ha dudado en calificar la situación como "horrible" y ha advertido que el balance de víctimas seguirá aumentando.
Los equipos de rescate trabajan contra reloj para intentar encontrar supervivientes entre los escombros, pero enfrentan serias dificultades. Los deslizamientos de tierra y las lluvias recientes han bloqueado carreteras clave, lo que ralentiza la llegada de ayuda humanitaria. En algunas aldeas, los socorristas deben avanzar a pie o con animales de carga, cargando suministros básicos y equipos médicos. La falta de comunicación telefónica en gran parte de las áreas afectadas complica la coordinación de los esfuerzos.
La tragedia revive los recuerdos de junio de 2022, cuando otro terremoto de magnitud similar golpeó el este del país, dejando más de 1.000 muertos. Afganistán se encuentra en una región sísmicamente activa, en la confluencia de varias fallas tectónicas, lo que lo convierte en un país especialmente vulnerable a este tipo de desastres naturales.
El régimen talibán, aún no reconocido por gran parte de la comunidad internacional, mantiene tensas relaciones diplomáticas que complican el envío de asistencia extranjera. No obstante, organismos humanitarios y ONG han comenzado a movilizar recursos para intentar apoyar en las labores de rescate y asistencia.
