Revista Capital

Chema Vera, UNICEF España: “Gracias a las donaciones individuales podemos actuar en 24 horas en zonas de conflicto”

Transparencia total: la acción humanitaria es de las actividades más auditadas del mundo

Por Mario Talavera

UNICEF es la ‘punta de lanza’ global del cuidado de la infancia en el planeta. Desde los conflictos armados en Gaza o Ucrania, hasta las situaciones de hambruna en cualquier parte del mundo, la organización trabaja por los derechos de los niños, para que puedan crecer, jugar y aprender.

Desde las donaciones individuales y el programa de socios hasta las aportaciones al fondo de emergencias o iniciativas como el 'Testamento solidario', UNICEF ofrece múltiples opciones para colaborar con el cuidado de la infancia. En un modelo de trabajo global y 24/7, UNICEF cuenta con una plantilla de más de 17.000 empleados y gestiona un presupuesto de 9.000 millones de dólares cuya única prioridad es el cuidado de todos los niños y niñas del mundo.

Capital ahonda en la estrategia del organismo junto con Chema Vera, director ejecutivo de UNICEF España, quien considera que “hay niños que mueren hoy por causas prevenibles simplemente por falta de recursos”.

¿Cuáles son las prioridades de UNICEF?

UNICEF es la agencia de referencia de Naciones Unidas para la infancia y, por tanto, nuestra única prioridad son todos los niños y niñas del mundo. Es un mandato universal enmarcado en la Convención sobre los Derechos del Niño, que adaptamos a cada país y contexto.

Nuestro trabajo se organiza en varios ejes. Uno de los más visibles es el de emergencias y acción humanitaria: actuamos en guerras, conflictos y desastres naturales, ya sean provocados por el cambio climático -inundaciones, sequías…- o por fenómenos como terremotos. Gaza es ahora el caso más mediático, pero también aplicamos grandes esfuerzos en crisis olvidadas como la de Sudán. Se trata de un trabajo muy intensivo en personal y recursos, cuyo objetivo es salvar vidas garantizando acceso a agua, salud y alimentación.

A esto se suman la protección frente a la violencia (familiar, escolar o digital), salud -con un foco especial en salud mental en España-, nutrición, educación y adaptación de infraestructuras infantiles a un clima más duro, preparando escuelas y centros sanitarios para operar bajo condiciones extremas.

¿Qué importancia tienen los donantes individuales?

Son absolutamente vitales. UNICEF España cuenta con 438.000 socios regulares y más de 50.000 donantes puntuales. Esto supone alrededor de 80 millones de euros anuales y nos sitúa como uno de los países con mayor número de socios, solo por detrás de Japón, Corea del

Sur y Alemania, incluso por encima de Estados Unidos -en socios, pero no en presupuesto- o Reino Unido.

La clave no es solo la magnitud, sino que estas aportaciones son fondos flexibles. A diferencia de la financiación de gobiernos o empresas, que suele estar asignada a proyectos concretos, las contribuciones de socios nos permiten actuar de forma inmediata allí donde más se necesite.

Cuando estalló la guerra en Ucrania, pudimos escalar la respuesta humanitaria en 24 horas gracias a esos fondos, sin esperar meses a nuevas partidas asignadas.

Además del aspecto financiero, tienen un valor emocional incalculable: son un respaldo moral para nuestros equipos sobre el terreno, que saben que cientos de miles de personas en España creen en su trabajo y están detrás de él.

Ese ‘aliento’ se nota, especialmente en contextos duros o peligrosos.

"Los donantes individuales tienen un valor emocional incalculable, son un respaldo moral para nuestros equipos sobre el terreno"

¿Cómo se traducen estas prioridades en acciones concretas?

Te pongo tres ejemplos recientes. En Gaza, pese al bloqueo de la ayuda humanitaria, identificamos a niños que han quedado solos para reunirlos con sus familias. Garantizamos, en la medida de lo posible, agua potable (al menos 5 o 6 litros diarios por niño), reparamos plantas de desalación y mantenemos aulas temporales para más de 50.000 menores, protegiendo su derecho a aprender y ofreciendo un espacio seguro.

En Líbano, donde la educación pública sufre una crisis presupuestaria profunda, apoyamos a 16.000 maestros que atienden a la infancia más vulnerable. Además, mejoramos la infraestructura escolar en agua, saneamiento y energía -con soluciones como paneles solares- y formamos a docentes, mejorando cantidad y calidad educativa.

En Sierra Leona, gracias a la Fundación "la Caixa", hemos formado promotores de salud primaria en comunidades alejadas para detectar y derivar casos graves como neumonía o diarrea. Han sido clave para reducir la mortalidad infantil de más de 130.000 niños y niñas.

¿Qué papel juega la innovación en la actividad de Unicef?

Es esencial, y la trabajamos a través de una división especializada. La innovación abarca desde productos hasta procesos, normalmente en alianza con el sector privado y organismos públicos.

Por ejemplo, el programa Giga, junto con la Unión Internacional de Telecomunicaciones, mapea por satélite todas las escuelas del mundo para medir su nivel de conexión a Internet. Con esos datos, trabajamos con gobiernos, empresas tecnológicas y banca de desarrollo para lograr la conexión universal.

En España, con Generation Unlimited, colaboramos con Iberdrola para formar a jóvenes vulnerables -migrantes, población gitana, ‘ninis’- en oficios demandados por sus subcontratistas, como instalación de paneles solares. Así aumentamos sus opciones de empleo inmediato, a la vez que respondemos a necesidades reales del mercado laboral.

¿Qué previsiones manejáis en necesidades humanitarias a corto-medio plazo?

En 2025, más de 250 millones de niños necesitarán asistencia humanitaria. La tendencia es preocupante: desde la pandemia, los indicadores han empeorado. La combinación de conflictos, crisis climática, inflación alimentaria y pobreza estructural se ve agravada por la reducción de la financiación pública internacional, incluso desde países tradicionalmente donantes como Estados Unidos. Esto significa que hay niños que mueren hoy por causas prevenibles simplemente por falta de recursos.

"250 millones de niños necesitan ayuda humanitaria en 2025"

En este contexto, ¿cómo garantizáis la transparencia en el uso de los recursos?

La cooperación internacional y la acción humanitaria son de las actividades más controladas del mundo. Y eso que operamos en entornos de extrema fragilidad.

Cada comité nacional de UNICEF, como el español, pasa auditorías independientes anuales, realizadas por las mismas grandes firmas que auditan multinacionales. Además, cada programa incluye evaluaciones financieras y de resultados, y en muchos casos, evaluaciones de impacto. El financiador suele exigir que estas evaluaciones sean independientes.

Hay un doble sistema de control: auditorías a nivel de cada país y auditorías a nivel global de todo UNICEF. Se suman auditorías internas y sistemas de control continuo que detectan y corrigen posibles irregularidades. Esto no significa que nunca haya incidencias -en una organización con más de 17.000 empleados y casi 9.000 millones de dólares de presupuesto-, pero sí que existen mecanismos robustos para identificarlas y sancionarlas. Lo fundamental es que, incluso en zonas de conflicto, el dinero se destina al fin para el que se donó.

¿Cómo es la colaboración con gobiernos, empresas e influencers? Por ejemplo, con la Vecina Rubia, que ha tenido resultados importantes.

Cambia mucho con cada una de estas entidades. Con los gobiernos, el enfoque depende de si es un país donante o de intervención. En países en desarrollo -Sierra Leona, Líbano- negociamos con las autoridades nacionales y ministerios para reforzar políticas públicas en salud, educación, agua o protección infantil. En países donantes -como España o Alemania- buscamos alinear sus prioridades estratégicas con las nuestras, sin aceptar proyectos que se salgan de nuestro mandato, aunque habitualmente encontramos puntos de encuentro porque trabajamos en una gran diversidad de sectores y países.

Con las empresas, hemos evolucionado de pedir únicamente financiación a construir alianzas estratégicas que aprovechan sus activos y conocimiento. Un ejemplo claro es Abertis: financia y, además, implica a sus filiales en programas de seguridad vial que implementamos en países como India, Brasil o Jamaica. Esto genera un impacto mayor y más sostenible.

Con influencers o embajadores -como preferimos llamarlos- hay dos niveles. Los embajadores oficiales, como Pau Gasol, Fernando Alonso, Teresa Perales o David Bisbal, mantienen un compromiso estable, participando periódicamente en acciones. Luego trabajamos con divulgadores especializados en ámbitos concretos, por ejemplo, psicología o pediatría, o con creadores generalistas que se implican en campañas puntuales como el Día Mundial de la Infancia o emergencias humanitarias. La campaña reciente con La Vecina Rubia para Gaza, en la que una creadora superó de largo el objetivo inicial de recaudación, es un ejemplo de colaboración orgánica bien alineada con la causa. Es muy importante también que ellos se sientan cómodos con lo que planteamos.

Stephen Robertson, miembro del Consejo Internacional de UNICEF: “Me hice donante de UNICEF porque todos los niños merecen un comienzo justo en la vida”

El Consejo Internacional de UNICEF reúne a más de 160 filántropos privados y socios -muchos de ellos, pertenecientes a destacadas familias empresariales y líderes de influencia global- que desean optimizar sus inversiones filantrópicas en favor de la infancia. Stephen Robertson es el fundador de la firma de capital privado TDR Capital, lleva más de 20 años apoyando a UNICEF en diversos proyectos y es miembro del Consejo Internacional desde 2023. Analizamos junto a Robertson la relevancia de la figura del donante individual en la estrategia del organismo.

¿Por qué se hizo donante de UNICEF?

Por varias razones. He tenido la suerte de viajar mucho y, tristemente, he podido observar que los gobiernos de todo el mundo son sorprendentemente disfuncionales cuando se trata de ayudar a los más necesitados de la sociedad, especialmente, a los niños. Me hice donante de UNICEF porque todos los niños merecen un comienzo justo en la vida y quería contribuir a hacerlo posible.

¿Cuál de los valores de UNICEF le resulta más significativo?

El valor que más me inspira es la misión de UNICEF, tan repetida que casi suena a cliché: “todos los niños importan por igual, sin importar dónde hayan nacido”. Con la prevalencia del populismo oportunista en el mundo occidental, este principio es hoy más relevante de lo que ha sido nunca en mi vida.

"Apoyar a UNICEF es invertir en el futuro de la humanidad"

¿Cómo está impactando su contribución en la vida de los niños?

Dar a los niños un comienzo seguro y justo en la vida implica un número casi infinito de factores, que van desde la seguridad básica, la nutrición y el refugio hasta la educación y la infraestructura. Creo que UNICEF es casi único en sus esfuerzos por abordar todos estos aspectos. Tanto en las necesidades de crisis inmediatas como en la creación de entornos saludables y sostenibles para los niños a largo plazo.

¿Por qué es importante apoyar a una organización global como UNICEF?

Porque las necesidades de los niños no entienden de fronteras, y UNICEF tiene el alcance y la experiencia para marcar la diferencia allí donde se necesite. De todas las organizaciones benéficas que he conocido, UNICEF es la que mejor acceso tiene y, por tanto, cada euro invertido genera un mayor impacto.

¿Qué parte del trabajo de UNICEF conecta más con sus valores?

Es una pregunta imposible de responder, porque no se puede jerarquizar entre los muchos factores que influyen en la vida de un niño. El enfoque de UNICEF en la atención sanitaria y la educación en las primeras etapas constituye, sin duda, una base humana y económicamente sensata para construir un futuro mejor.

¿Ha habido algún momento que le haya impactado especialmente?

Sí: llevar a mis propios hijos -ahora ya adultos- a Burundi y Jordania para visitar campos de refugiados, y ver de primera mano a los niños desplazados por los conflictos. Esto nos hizo comprender a todos lo frágiles que pueden ser las oportunidades y lo urgente que resulta el trabajo de UNICEF.

¿Qué mensaje le gustaría compartir con los demás acerca de la misión de UNICEF?

Apoyar a UNICEF no es solo dar: es invertir en el futuro de la humanidad.

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