El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha instado a la República Dominicana a implementar ajustes en sus políticas energéticas y fiscales con el fin de fomentar el desarrollo sostenible del país. Entre las recomendaciones, destaca la necesidad de reducir gradualmente los subsidios a la electricidad, garantizando al mismo tiempo el apoyo a los sectores más vulnerables para proteger el gasto social y de capital.
El equipo técnico del FMI ha señalado la importancia de fortalecer los marcos de políticas en República Dominicana para así ampliar el espacio fiscal que permita realizar inversiones esenciales en infraestructura y capital humano. En su informe al término de la consulta del Artículo IV para 2025, se enfatiza en la urgencia de mejorar la eficiencia en materia de gastos e ingresos.
Dentro de las sugerencias adicionales, el FMI aboga por incrementar la eficiencia del gasto público, mediante la aplicación estricta de la ley de contrataciones y el uso cauteloso de asociaciones público-privadas para proyectos estratégicos de infraestructura. El FMI también aconseja desarrollar una estrategia integral de ingresos con la participación de sectores privados y sociales para un consenso alrededor de la reforma tributaria.
En el ámbito monetario, se reconoce que existe espacio para fortalecer el régimen de metas de inflación. Se sugiere que el gobierno continúe desarrollando el mercado interbancario para aumentar la flexibilidad de las entidades bancarias en la gestión de la liquidez, lo cual es fundamental para la estabilidad económica.
El FMI también resalta la importancia de crear una estrategia para recapitalizar el Banco Central dominicano y destaca la necesidad de incorporar consideraciones climáticas en las políticas fiscales como parte de una mejor gestión del riesgo de desastres. En este contexto, un informe del FMI subraya la importancia de fortalecer la resiliencia económica del país.
En términos de evolución económica, República Dominicana experimentó un notable crecimiento del 5% en 2024, impulsado por la fortaleza de las exportaciones y el dinamismo del crédito. Para finales de 2025, se proyecta un crecimiento del 3% afectado por la incertidumbre y unas condiciones de financiamiento más estrictas, con una inflación controlada alrededor del 4% y un déficit en cuenta corriente financiado por inversión extranjera directa.
