El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, ha expresado su preocupación por lo que considera una «oportunidad perdida en Europa» con la implementación del nuevo reglamento fiscal europeo. Durante su reciente intervención en la Conferencia por el 40 aniversario de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), Escrivá manifestó que las expectativas de mejorar la calidad institucional en cuanto a planificación presupuestaria y disciplina fiscal a medio plazo no se han cumplido.
Escrivá ha señalado que, pese a que los Estados parecen cumplir con el nuevo marco fiscal a medio plazo, la Comisión Europea se muestra «complaciente» con esta situación. Criticó que los planes presupuestarios actuales son prácticamente idénticos a los programas previos de estabilidad, variando únicamente en algunos aspectos menores. Según el gobernador, estas deficiencias afectan la calidad institucional necesaria para un desarrollo económico sólido.
«Estas son las pérdidas de calidad institucional a las que yo me refiero y que realmente me hacen no ser muy optimista», indicó Escrivá durante su discurso. En este contexto, sugirió que Europa opte por enfocarse en pocas iniciativas que generen amplio consenso y puedan desafiar las dinámicas actuales para mejorar la calidad institucional.
Romper esa inercia requiere un marco institucional muy bien diseñado desde el principio para evitar que nos movamos en la dirección inercial y no transformadora
Escrivá subrayó la importancia de factores como la calidad institucional, la transparencia y la capacidad de evaluación independiente, poniendo como ejemplo a los países nórdicos, cuyo éxito económico a largo plazo se debe, en gran medida, a estos elementos. Sin embargo, lamentó que tanto en España como en Bruselas persista una tendencia a la aversión al riesgo, a una excesiva complejidad regulatoria y una inercia administrativa que impide la toma de decisiones transformadoras.
A pesar de que existen recomendaciones conceptualmente válidas, como la implementación de la mochila austriaca, Escrivá cuestionó su viabilidad sin un consenso previo. «¿Quién no puede estar a favor de la mochila austriaca cuando la ley la estudia? Pero realmente podemos en España intentar impulsarla sin haber convencido antes a los de los dos lados que nunca la han apoyado?», reflexionó.
