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La delincuencia en tiendas se dispara: pérdidas millonarias y un 74% más de agresividad en los hurtos

Según los últimos datos del sector de la distribución comercial, las pérdidas derivadas de hurtos alcanzan ya los 2.817 millones de euros anuales
Por Marta Díaz de Santos

Los comercios españoles atraviesan uno de los momentos más preocupantes de los últimos años en materia de seguridad. Según los últimos datos del sector de la distribución comercial, las pérdidas derivadas de hurtos alcanzan ya los 2.817 millones de euros anuales, una cifra que equivale al 1,1% de la facturación total de las empresas del sector.

El fenómeno, conocido en el ámbito profesional como "pérdida desconocida", no se limita únicamente a los robos cometidos por clientes. Incluye también los hurtos internos perpetrados por empleados, los errores administrativos y logísticos y las mermas por deterioro de producto. Sin embargo, el componente delictivo es el que más crece y preocupa: los robos en tiendas no solo son cada vez más frecuentes, sino también más violentos y reincidentes.

Un 74% más de agresividad y delincuentes cada vez más reincidentes

El informe señala que en el 74% de los hurtos se detectan conductas agresivas o intimidatorias hacia el personal de tienda o los agentes de seguridad. Esta tendencia, que ha crecido de forma alarmante tras la pandemia, ha modificado los protocolos de actuación y aumentado el gasto en vigilancia, seguridad privada y formación del personal. Los responsables de seguridad apuntan también a un fenómeno cada vez más común: el hurto profesionalizado, llevado a cabo por grupos organizados que roban por encargo o revenden los productos a través de canales informales o en plataformas digitales.

Además, el 51% de los delitos son cometidos por autores multirreincidentes, personas que llegan a cometer tres o más hurtos al año y que, en muchos casos, acumulan antecedentes penales sin que eso les impida volver a actuar. Las patronales del sector denuncian que la falta de consecuencias judiciales efectivas y la baja cuantía económica de muchos de estos robos -que suelen situarse por debajo del umbral que los convierte en delito- han generado un clima de impunidad que alimenta el problema.

Los productos más robados

El perfil de los productos sustraídos refleja las tendencias de consumo y la situación económica del país. En el sector de la alimentación, el aceite de oliva se ha convertido en el artículo más codiciado, impulsado por la fuerte subida de precios de los últimos años. Su pequeño formato, su alto valor y la facilidad para revenderlo lo han convertido en un objetivo prioritario para los ladrones.

En el ámbito de la belleza y la perfumería, las colonias y fragancias de marca lideran las pérdidas, especialmente en las campañas de Navidad y rebajas. En el caso de la tecnología, los auriculares inalámbricos y accesorios de telefonía son los más sustraídos, tanto por su valor económico como por su rápida salida en el mercado de segunda mano.

Otros productos habituales en la lista negra son las bebidas alcohólicas premium, el café, las maquinillas de afeitar o los complementos de moda, todos ellos artículos fáciles de ocultar y con alta demanda.

El impacto económico y social

Las empresas destinan cada año millones de euros adicionales a reforzar la seguridad, ya sea mediante cámaras, etiquetas antihurto, arcos detectores o personal especializado. En algunos casos, los comercios han optado por retirar productos de alto riesgo de las estanterías o instalar vitrinas cerradas, una medida que mejora la protección pero que también dificulta la experiencia de compra del cliente.

Los empleados denuncian que las agresiones verbales e incluso físicas se han vuelto más frecuentes, lo que ha obligado a muchas empresas a impartir cursos de gestión de conflictos y autoprotección.

Las asociaciones del comercio y las patronales del sector reclaman desde hace tiempo una revisión del marco legal que permita actuar con mayor eficacia contra los hurtos reincidentes. Actualmente, los robos de bajo valor -menos de 400 euros- suelen considerarse delitos leves y rara vez conllevan penas de prisión, incluso cuando se repiten.

“El problema no es el hurto aislado, sino la repetición constante y la sensación de impunidad”, advierten desde la Confederación Española de Comercio (CEC). La entidad pide que se tenga en cuenta la acumulación de infracciones y se refuercen los medios policiales y judiciales para atajar las bandas especializadas.

A pesar del protagonismo de los robos, la pérdida desconocida sigue siendo un problema estructural más amplio. Los errores de inventario, las mermas por deterioro y las incidencias logísticas también contribuyen a las cifras millonarias de pérdidas. Las empresas están apostando por soluciones tecnológicas avanzadas, como inteligencia artificial, análisis predictivo y sistemas de trazabilidad en tiempo real, para detectar irregularidades y reducir el impacto económico.

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