RDT está liderando la transformación global de la ingeniería a través de la inteligencia artificial, los datos y la sostenibilidad. Con sede en Bizkaia y presencia en ocho países, la compañía ha crecido en 19 años hasta superar los 2.000 profesionales y prevé alcanzar 140 millones de euros de facturación en 2025. La incorporación de Fernando Herrera como vicepresidente de AI Innovation & Ecosystem Development refuerza su apuesta por la innovación y la expansión internacional. De la mano de su CEO y fundador, Benjamín Rosende, RDT busca consolidarse como un referente mundial de ingeniería avanzada, inteligente y centrada en las personas.
RDT ha consolidado una fuerte presencia internacional en los últimos años. ¿Cuál diría que ha sido la clave de ese crecimiento y qué desafíos supone mantener ese ritmo en un entorno tan cambiante?
Benjamín Rosende: La clave está en mantener la pasión y el propósito con los que empezamos. Toda empresa nace de un sueño, y lo importante es no perderlo cuando creces. Desde el primer día tuvimos claro que queríamos disfrutar de la ingeniería y aportar valor real, de ahí nuestro propósito #EnjoyEngineering. Hemos crecido apostando por la innovación, el talento y la cercanía con el cliente. El desafío ahora es escalar sin perder nuestra esencia: seguir siendo una organización ágil, humana y con propósito. Emprender, para mí, es empezar con un propósito claro: saber por qué y para qué se crea una empresa. Sin propósito, el crecimiento se convierte en una estadística; con propósito, se convierte en legado.
“Sin propósito, el crecimiento se convierte en una estadística; con propósito, se convierte en legado”, Benjamín Rosende, CEO y fundador de RDT
La nueva identidad de marca, #OneRDT, marca un punto de inflexión en la compañía. ¿A qué se debe esta evolución?
Benjamin Rosende: #OneRDT representa la consolidación de todas las empresas del grupo bajo una estrategia de marca unificada. Todas nuestras capacidades se integran en un ecosistema único, articulado a través de los Centros de Excelencia, que son el verdadero núcleo de RDT. Estos centros impulsan la innovación y garantizan un enfoque más ágil, especializado y eficiente. Los Centros de Excelencia son el corazón de nuestra organización. Reúnen equipos de expertos en distintas disciplinas —IA, simulación computacional, sensórica, fotónica, electrónica, Ingeniería de software, sostenibilidad entre otras— y permiten compartir conocimiento a nivel global.
Este modelo rompe silos, acelera la innovación y nos da flexibilidad para responder rápido a las necesidades del cliente. En la práctica, significa que un proyecto desarrollado en Bilbao puede nutrirse de experiencia de UK o Dinamarca en cuestión de horas.
La inteligencia artificial está revolucionando la forma en que operan las empresas industriales. ¿Cómo visualiza RDT su papel en esta transformación?
Fernando Herrera: RDT tiene un posicionamiento único porque combina ingeniería real con innovación digital. Aplicamos la IA donde genera impacto: mantenimiento predictivo, optimización energética, simulación avanzada. Nuestro papel es traducir la IA en valor operativo. No hacemos promesas futuristas, sino soluciones tangibles que aumentan productividad, reducen costes y promueven sostenibilidad. Además, nos aseguramos de que cada solución no solo sea técnicamente posible, sino también viable, evaluando su coste y escalabilidad desde el primer momento. Esa visión integral es la que convierte la innovación en resultados reales. En definitiva, la IA no sustituye la ingeniería: la amplifica.
En un mercado donde el talento especializado es clave, ¿cómo logra RDT atraer y retener a los mejores profesionales a escala global?
Benjamin Rosende: El talento no se retiene, se fideliza y se inspira. Lo que nos diferencia es la posibilidad de trabajar en proyectos punteros, en un entorno de respeto, crecimiento y aprendizaje continuo. Creemos en una cultura basada en la confianza y la libertad responsable. Cada persona en RDT debe sentir que forma parte de algo con propósito. Cuando entiendes el “para qué” de tu trabajo, la motivación llega sola. Las empresas más humanas son las más innovadoras. Nunca hemos tratado de imitar a nadie; preferimos trazar nuestro propio camino con honestidad y convicción. Creemos que la autenticidad es la base de la confianza y de las relaciones duraderas con nuestros clientes y equipos, posteriormente “el boca a oreja” hace que se vaya conociendo más RDT lo que hace que nos lleguen más de 100.000 currículos anuales a nuestras ofertas de trabajo
La innovación es un pilar central en la identidad de RDT. ¿Cómo integran sostenibilidad y responsabilidad tecnológica en sus proyectos?
Benjamin Rosende: En RDT entendemos la innovación como una herramienta para transformar de verdad, no como un fin en sí mismo. Innovar por innovar no sirve; la innovación debe resolver un problema real, aportar valor y mejorar la vida de las personas. No concebimos la innovación sin sostenibilidad. Cada desarrollo que emprendemos se evalúa por su impacto ambiental, social y económico, porque creemos que la tecnología tiene que estar al servicio del progreso humano.
Al final, innovar es una responsabilidad intergeneracional. Tenemos la oportunidad —y también el deber— de construir una industria más humana, más limpia e inteligente para las generaciones que vienen. Y ese es, sin duda, el motor que nos mueve cada día en RDT
Sobre la empresa
Si tuviera que resumir la cultura corporativa de RDT en tres valores, ¿cuáles serían y cómo los mantienen vivos?
Benjamin Rosende: Confianza, compromiso y pasión. La confianza es el punto de partida: confiamos en las personas, en los equipos y en lo que somos capaces de construir juntos. El compromiso nos guía, porque creemos profundamente en lo que hacemos y en el impacto que generamos. Y la pasión es lo que nos impulsa a ir siempre un paso más allá, a innovar, a aprender y a disfrutar de la ingeniería.
Hemos construido una cultura que combina rigor técnico y calidez humana, donde la excelencia no está reñida con la cercanía. Para nosotros, la ingeniería no es solo tecnología, es actitud. La ingeniería y el emprendimiento son dos caras de una misma moneda: ambas exigen curiosidad, precisión y valentía. En RDT entendemos la ingeniería como una forma de emprendimiento, una manera de resolver, innovar y crear valor desde la técnica y desde la pasión.
¿Qué significa para ustedes ser “socio global de referencia”? ¿Cómo se mide ese posicionamiento frente a la competencia internacional?
Benjamin Rosende: Ser socio global de referencia significa acompañar al cliente en todo su proceso de transformación, entender su negocio como si fuera el nuestro y aportar soluciones que marquen una diferencia real. En RDT no competimos por tamaño, sino por confianza, por resultados y por relaciones que perduran en el tiempo. Nos eligen por nuestra capacidad para ofrecer resultados consistentes, adaptarnos con rapidez a contextos cambiantes y superar expectativas. Garantizamos tiempos de respuesta ágiles, cumplimiento riguroso de plazos y una disponibilidad total: estamos cerca del cliente, física y operativamente. Esa proximidad —humana y técnica— es una parte esencial de nuestro ADN.
La fidelización es la mejor medida de nuestro valor. Nuestros principales clientes confían en nosotros desde 2006, y muchos de ellos han triplicado su facturación desde el inicio de nuestra colaboración. Esa continuidad refleja no solo nuestro compromiso, sino también la eficacia de un modelo basado en la escucha activa, flexibilidad y excelencia.
Nuestro enfoque es versátil y completo: ofrecemos soluciones end to end, desde la especificidad técnica hasta una visión global que conecta ingeniería, innovación y estrategia.
En definitiva, aspiramos a ser el partner de confianza número uno, no por decirlo, sino porque el 90 % de nuestros clientes nos consideran ya parte de su propio equipo.
¿Cuáles son los riesgos más relevantes que identifican para los próximos años y cómo se preparan para mitigarlos?
Benjamin Rosende: El mayor riesgo es la velocidad del cambio. Para afrontarlo, invertimos en formación, resiliencia y cultura organizativa. La incertidumbre no nos asusta. Las empresas que perduran son las que aprenden, evolucionan y se reinventan. El futuro no se espera, se diseña. Y en RDT estamos diseñando el nuestro cada día.
En RDT consideramos que el aprendizaje continuo es la herramienta más poderosa de cualquier organización. Cada error se convierte en una fuente de mejora y una oportunidad de evolución. Nos esforzamos en mantener una cultura donde la curiosidad, la resiliencia y la capacidad de adaptación marcan la diferencia.
¿Cuál considera que será la próxima gran frontera de la IA aplicada a la industria en los próximos cinco años?
Fernando Herrera: La integración de IA, simulación y nube. Estamos construyendo plataformas que permiten crear gemelos digitales y probar procesos completos antes de implementarlos. Esto reducirá costes y tiempos de desarrollo, y marcará un antes y un después en la ingeniería industrial. Es la transición hacia una ingeniería cognitiva, más ágil y sostenible.
¿Algún proyecto estratégico en el que RDT esté trabajando para los próximos tres años?
En RDT estamos dando un paso decisivo dentro de nuestra estrategia tecnológica. Hemos puesto en marcha una nueva compañía especializada en procesos de inspección basados en inteligencia artificial, que generará alrededor de 150 nuevos puestos de trabajo y tendrá su sede en Zamudio. Ya hemos adquirido el terreno, realizado una importante inversión en maquinaria de última generación y avanzamos en los procesos de certificación necesarios para iniciar la actividad de la fábrica en 2026. En conjunto, hemos aprobado una inversión superior a los 10 millones de euros, con el objetivo de que todo esté plenamente operativo a finales de 2027. Este proyecto reafirma nuestra apuesta por la innovación industrial y el empleo de calidad, consolidando a RDT como un referente tecnológico al servicio de nuestros clientes estratégicos.



