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Inditex sin Rusia, ¿cuánto pesa realmente ese mercado?

La compañía, que salió de uno de sus mercados clave tras la invasión de Ucrania, insiste en que no ha vuelto a Rusia, pero según una investigación publicada por el 'Financial Times' sus prendas regresan por la puerta de atrás a través de un "mercado gris"

Por Redacción Capital

Cuando Inditex anunció en marzo de 2022 que cerraba sus más de 500 tiendas en Rusia tras la invasión de Ucrania, el mensaje quedó más que claro: retirada de uno de sus mercados estrella y alineamiento con el bloque de sanciones occidentales. Meses después, el grupo gallego vendía su negocio ruso al conglomerado emiratí Daher y daba por terminada su presencia directa en un país que había llegado a ser su segundo mercado por número de tiendas. La compañía insistía entonces en que no había planes de volver mientras no cambiasen las circunstancias.

Tres años más tarde, el mapa es bastante más ambiguo. Por un lado, las cuentas de Inditex demuestran que el gigante de Arteixo ha sabido vivir, y muy bien, sin Rusia. Por otro, las prendas de Zara, Bershka, Stradivarius o Massimo Dutti han reaparecido en tiendas rusas de la cadena Tvoe, en locales rebautizados como "Tvoe n Ko", con etiquetas originales y precios en euros. Sobre el papel, Inditex no ha vuelto a Rusia. En la práctica, las prendas de sus marcas sí lo han hecho, a través de un mercado gris que, según apunta el Financial Times, la propia compañía dice no controlar.

Para entender cuánto pesa de verdad Rusia en la ecuación de Inditex hay que retroceder a 2021, el último año completo antes de la guerra. Entonces, el grupo registró unos ingresos de 27.700 millones de euros y encadenó la recuperación tras la pandemia. Rusia ofrecía algo más que ventas: un escaparate de medio millar largo de tiendas, presencia en las principales ciudades y una clase media urbana que había adoptado Zara como uniforme aspiracional. Algunas estimaciones internas situaban el peso del mercado ruso en torno al 8 %–9 % del beneficio global del grupo, una proporción relevante incluso para una multinacional de este tamaño.

El giro llegó con la invasión de Ucrania y la cascada de sanciones. Las tiendas se congelaron, el stock quedó atrapado en almacenes y centros comerciales, y la compañía empezó a preparar la salida. En octubre de 2022, Inditex anunciaba la venta de su negocio ruso a Daher, socio del grupo en Oriente Medio, con un acuerdo que permitía reabrir los 243 locales bajo nuevas marcas, con la misma plantilla, los mismos proveedores y prácticamente el mismo perímetro físico. Sobre el papel, Zara, Pull&Bear, Bershka o Stradivarius desaparecían del mapa ruso. En la letra pequeña del acuerdo, quedaba abierta una puerta: si en el futuro "las circunstancias lo permiten", Inditex podría volver como franquiciador, sin necesidad de reconstruir desde cero su red.

A partir de ahí, la historia deja de escribirse en notas oficiales y empieza a moverse en los márgenes. Por un lado, la antigua red de tiendas renace con otras enseñas locales (Maag, Dub, Ecru, Vilet) que recuerdan mucho en concepto y estética a las cadenas de Inditex. Por otro, se reactiva un mecanismo clave para entender el regreso de las etiquetas occidentales a Rusia: el régimen de "importaciones paralelas" aprobado por Moscú para mantener el flujo de productos de marcas que habían anunciado su salida del país. Gracias a este esquema, se permite la entrada de mercancía original comprada en terceros mercados, sin necesidad de que el titular de la marca lo autorice expresamente.

Es aquí donde regresa Zara. Según la investigación publicada por el Financial Times, la rusa Tvoe, una cadena de moda con base en Moscú, ha comenzado a vender productos con etiquetas oficiales de Inditex en tiendas reetiquetadas como "Tvoe n Ko". Las prendas, que coinciden con colecciones de temporadas anteriores, se exhiben con las mismas etiquetas y precios en euros que se utilizan en la Unión Europea. Primero aparecieron en nueve tiendas, y hoy están presentes en al menos 19 puntos de venta repartidos por varias ciudades rusas, con la promesa, en las redes sociales de la propia Tvoe, de que “la selección se actualiza constantemente”.

El canal logístico tiene nombre y apellidos: Disco Club LLC, una empresa rusa vinculada a un empresario con base en Dubái. Esta sociedad ha registrado en Rusia declaraciones de conformidad en las que figura Inditex como proveedor y ella misma como representante autorizado para importar ropa. Inditex niega tajantemente haber firmado contrato alguno con Disco Club para suministrar mercancía a Rusia desde 2022 y subraya que vendió toda su operación en el país a Daher. El fundador de Disco Club asegura que su intervención se limitó a un "servicio técnico puntual" relacionado con documentación, mientras que la cadena rusa Tvoe reivindica que opera bajo el régimen de importaciones paralelas, evita precisar el origen estable de las prendas y subraya que no mantiene ninguna relación con Inditex.

La respuesta de Inditex

Según recoge Financial Times, y así lo ha podido confirmar Capital, Inditex sostiene que puso fin a su actividad en Rusia tras la invasión de Ucrania y que, tras la venta de su negocio en el país, ya no mantiene ninguna operación allí. La compañía afirma que no ha otorgado autorización alguna ni mantiene relación con las empresas rusas que actualmente comercializan prendas de Zara y otras marcas del grupo, y subraya que no tiene acuerdos de suministro con esas cadenas.

Inditex declina pronunciarse sobre la forma en que esos productos llegan al mercado ruso y se limita a señalar que no hace comentarios sobre la actividad de terceros ajenos al grupo. La compañía reafirma que no ha regresado a Rusia ni contempla por ahora reanudar su actividad en ese mercado.

Los números de Inditex muestran que la compañía ha sabido amortiguar el golpe de cerrar un mercado entero. Desde 2022, el grupo ha encadenado máximos históricos de beneficio (cerca de 5.900 millones de euros en el último ejercicio) y ha reforzado su posición de caja. Ha reducido el número de tiendas, pero las ha hecho más grandes, mejor ubicadas y más rentables, y ha invertido cerca de 1.800 millones al año en logística y digitalización para sostener su modelo omnicanal. El hueco ruso se ha compensado con crecimientos en Estados Unidos, México y varios mercados asiáticos, y con una subida global de márgenes apoyada en una gestión muy afinada del stock y las subidas de precio postinflación.

Hoy, Inditex es, oficialmente, una empresa sin Rusia. Sus informes anuales no la mencionan, sus tiendas ya no figuran en los mapas comerciales del país y su consejero delegado insiste en que la vuelta no está sobre la mesa.

 

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