La forma en la que las personas interactuamos con chatbots impulsados por inteligencia artificial (IA) está dando un salto drástico debido a la IA agéntica. Esta tecnología tiene la capacidad de ejecutar tareas a través de agentes de IA de forma autónoma o semiautónoma. Pasamos de usar una tecnología con interacciones reactivas a interacciones proactivas en función de los objetivos que se les define a los agentes, que tienen la capacidad de hacer cosas por nosotros sin la necesidad de una guía humana constante.
Estos comportamientos con capacidad agéntica ya los podemos explorar hoy en día a nivel usuario a través de navegadores como Comet (Perplexity) o Atlas (OpenAI). A través de estas interfaces web, podemos activar sus asistentes para que realicen de forma autónoma tareas como buscar las mejores ofertas de vuelos para estas navidades y que ayuden planificar las vacaciones, comparar suplementos alimenticios y ver dónde comprarlos más baratos o analizar la experiencia de usuario dentro de un sitio web y ver dónde están los puntos de mejora.
Estas son algunas de las capacidades con las que hoy en día los usuarios están experimentando de forma básica el potencial de lo que será la próxima era de la IA agéntica, ya que ésta irá encapsulada en cualquier tipo de producto y servicio digital. Podrá ofrecer experiencias como la optimización de la cadena de suministro de una compañía, el análisis financiero para la identificación de riesgos, el desarrollo de campañas de marketing personalizadas, la gestión de calendarios y organización de la información según preferencias del usuario o el soporte al cliente sin intervención humana.
“Esta tecnología está en etapas experimentales y fases piloto, no sólo por su capacidad, también por la forma en la que las empresas están abordando la identificación de los casos de uso”
Para que exista este nivel de autonomía, la IA agéntica se apoya en un conjunto de tecnologías como son el procesamiento del lenguaje natural, el aprendizaje automático y la automatización. Se les capacita con memoria para que puedan entender el contexto y el conocimiento fáctico, se integran con APIs y protocolos para conectar bases de datos y otros sistemas y aprovechan las capacidades de los grandes modelos del lenguaje (LLM) para planificar y lograr los objetivos que se les defina.
El que estos sistemas de IA tengan capacidades de razonamiento y ejecución autónomas abre un territorio de grandes oportunidades, pero también la necesidad de una profunda reflexión sobre la cadena de valor dentro de las organizaciones (y de la sociedad), la definición de los procesos y el desarrollo de los perfiles laborales. Los principales beneficios de ir hacia una fuerza laboral híbrida es que desarrollaremos una mayor especialización y mayor capacidad para la innovación, y se generará una mayor confiabilidad debido al razonamiento cognitivo de los sistemas de IA agéntica.
Actualmente, esta IA agencial está en etapas experimentales y fases piloto, no sólo por la capacidad de la tecnología, sino también por la forma en la que las empresas están abordando la identificación de los casos de uso. Algunos de los que se están viendo a nivel industria responden a tareas de marketing, atención/servicio al cliente, gestión/análisis de precios dinámicos, gestión/planificación de inventarios, detección de fraudes, organización de la logística o soporte a ventas.
Esta evolución y capacidades de la tecnología suponen un cambio drástico en el valor del trabajo, ya que estos sistemas de IA captarán cada vez más valor económico, esto que estamos viviendo actualmente va más allá de entender y convivir con las automatizaciones que se produzcan en los entornos laborales, esto va de cómo medir la creación de valor que evoluciona hacia las máquinas.
En este contexto de colaboración entre personas y máquinas, surgen diferentes reflexiones, ¿Cómo vamos a tener que iterar para desarrollar nuevas habilidades (hard skills, soft skills)? ¿Cómo tendremos que reinventarnos en entornos cada vez más cambiantes? Esto lleva implícita la aparición de nuevos perfiles con nuevas habilidades que habrá que entender (desarrollo de habilidades en forma de M, habilidades en forma de T, o trabajadores potenciados por la IA).
¿Cómo gestionaremos el talento en estos sistemas híbridos? Por ejemplo, aspectos como los planes de carrera o los sistemas de incentivos. ¿Cómo deberíamos desarrollar la cultura de nuestras organizaciones o el papel de nuestros líderes? ¿Cómo vamos a gestionar aspectos como el propósito y sentido de pertenencia que hasta ahora nos había aportado el trabajo? (recordar el nivel 2 de la Pirámide de Maslow, el valor del trabajo).
Este nuevo tipo de organizaciones al que parece que nos dirigimos, va a requerir de personas que pasen de ejecutar actividades, a definir y dirigir la estrategia para lograr los objetivos. Esto lleva implícita la incorporación de nuevos perfiles y habilidades, y una nueva cultura organizacional, es decir, una reflexión sobre el sistema de talento.
