La industria del entretenimiento mundial ha sido sacudida por uno de los movimientos corporativos más ambiciosos y decisivos de su historia reciente. Netflix, la plataforma de streaming líder a nivel global, ha anunciado la adquisición de Warner Bros. Discovery por un valor aproximado de 82.700 millones de dólares, una cifra que supera incluso la histórica compra de 21st Century Fox por parte de Disney en 2019. Con este acuerdo, Netflix integrará los legendarios estudios de cine y televisión de Warner, así como la totalidad del servicio de streaming HBO Max, consolidando un dominio sin precedentes en el panorama audiovisual contemporáneo.
La operación, que se materializa tras meses de negociaciones y una feroz competencia entre gigantes como Paramount Skydance y Comcast, representa un cambio estratégico radical para Netflix. Nacida hace casi tres décadas como un modesto servicio de alquiler de DVD por correo, la compañía evolucionó hacia el streaming, para luego convertirse en un productor global de contenido original. Sin embargo, hasta ahora Netflix nunca había adquirido un estudio de la magnitud de Warner Bros, cuyo catálogo abarca desde clásicos como Casablanca y Ciudadano Kane hasta franquicias modernas de enorme alcance como Harry Potter, El Señor de los Anillos, Friends, Juego de Tronos y el vasto universo de DC Comics.
Ted Sarandos, codirector ejecutivo de Netflix, celebró el acuerdo asegurando que “nuestra misión siempre ha sido entretener al mundo. Al combinar la extraordinaria colección de contenidos de Warner Bros. con nuestras historias originales, podremos definir la próxima era del entretenimiento global”. Para Netflix, esta compra supone obtener control total sobre la cadena de producción, distribución y explotación de contenido, un aspecto hasta ahora reservado a estudios tradicionales de Hollywood.
No obstante, el camino hacia esta adquisición no fue sencillo. Paramount Skydance, dirigida por David Ellison, denunció públicamente el proceso, acusando a Warner Bros. Discovery de favorecer injustamente la oferta de Netflix. En una carta dirigida al director ejecutivo David Zaslav, Paramount expresó su preocupación por la transparencia del proceso de licitación y cuestionó la imparcialidad de la junta directiva. Comcast, por su parte, también participó en las rondas de ofertas, aunque sin lograr superar la propuesta del gigante del streaming.
El acuerdo incluye un pago de 27,75 dólares por acción de Warner Bros, lo que representa una prima cercana al 12 % respecto al cierre bursátil previo al anuncio. Antes de formalizar la operación, Warner completará la separación de sus canales de cable -entre ellos CNN, TBS y TNT-, que pasarán a conformar una nueva empresa llamada Discovery Global. Esto permitirá que Netflix incorpore exclusivamente las áreas de producción audiovisual y streaming, sin asumir los activos de noticias y deportes.
Las repercusiones para los usuarios serán profundas. HBO Max desaparecerá o se integrará completamente en Netflix, lo que implicará migraciones automáticas de cuentas, cambios en planes de suscripción y una reorganización general de tarifas. Netflix, con más de 450 millones de suscriptores en todo el mundo, ampliará su catálogo con miles de títulos, fortaleciendo su posición frente a competidores cada vez más debilitados por la saturación del mercado.
A pesar del entusiasmo corporativo, el acuerdo enfrentará un escrutinio regulatorio intenso. Las autoridades estadounidenses deberán evaluar si la unión del mayor servicio de streaming con uno de los estudios más influyentes de Hollywood podría afectar la competencia, el acceso a contenidos o las condiciones laborales dentro de la industria.
Con esta adquisición, Netflix culmina su transformación en el actor dominante del entretenimiento global, marcando un antes y un después en la relación entre Silicon Valley y Hollywood. Si logra sortear los obstáculos legales, la plataforma redefinirá no solo la forma en que se produce y consume contenido, sino también el futuro de la narrativa audiovisual en el siglo XXI.
