Greenpeace ha intensificado su presión sobre la Comisión Europea para conservar la fecha límite de prohibición para la venta de vehículos nuevos de combustión en 2035, conforme al plan inicial de la Unión Europea sobre emisiones de CO2. La organización ecologista ha señalado con preocupación que esta restricción puede estar en riesgo debido a la influencia de Alemania y otros países.
Críticas han surgido desde varios frentes hacia la decisión de la Comisión Europea de reducir solo en un 90% las emisiones de CO2 para vehículos de combustión, en contraste con el compromiso original del 100%. Este cambio podría permitir la circulación de nuevos motores de combustión hasta 2040.
Greenpeace alerta que «la supresión de la fecha de caducidad de los vehículos de combustión sólo atiende a los intereses económicos a corto plazo de los fabricantes europeos de coches y perjudica al clima y a toda la sociedad»
La organización apoya al Gobierno español, tras la carta enviada por el presidente Pedro Sánchez a Ursula von der Leyen, solicitando que se preserve el nivel actual de ambición en los objetivos de emisiones de CO2 para la industria automovilística. En la próxima semana, Bruselas presentará las conclusiones del Diálogo Estratégico con la industria automovilística europea, y Greenpeace insta al Ejecutivo a ser firme contra cualquier intento de moderar los objetivos en el Consejo Europeo.
Desde Greenpeace, enfatizan que «cualquier retroceso es inaceptable y una traición para las generaciones futuras». La responsable de la campaña de movilidad de Greenpeace España, Cristina Arjona, declaró la importancia de liderar la defensa del 2035 sin excepciones. Esto no solo contribuiría a la protección de la salud pública y la lucha contra la emergencia climática, sino también a evitar el estancamiento de la industria automovilística europea frente a la competencia asiática.
El director ejecutivo de Greenpeace Alemania, Martin Kaiser, manifestó que «el Gobierno federal alemán, bajo el liderazgo de Friedrich Merz y Lars Klingbeil, ha elegido el lado equivocado de la historia industrial»
Greenpeace confía en que los Estados miembros más razonables puedan frenar esta postura populista y contraria al futuro de la industria en el próximo Consejo Europeo.


