Repsol está desarrollando un programa para analizar y testar las aplicaciones a corto plazo de la tecnología dron en sus negocios en actividades como la revisión de instalaciones submarinas o de complejas estructuras de tuberías.
Según explicó Eva Gómez, consejera digital del Hub Blockchain, RPA & Experimentación Digital de Repsol, "la inspección de equipos en zonas de difícil acceso, el apoyo a operaciones en remoto, las tareas de vigilancia y seguridad y los trabajos de levantamiento cartográfico son las funciones en las que esta tecnología puede tener mayor valor para nosotros”.
Entre los desafíos se encuentran la aplicación de inteligencia artificial y el tratamiento de los datos "con herramientas que permitan su análisis de manera automática, confiable y rápida, una de las líneas de trabajo que está desarrollando con el Hub de Data Analytics de Repsol".
La primera prueba de Repsol con un vehículo autónomo submarino (AUV, en sus siglas en inglés) se efectuó el pasado enero en el complejo industrial de Tarragona, en colaboración con Everis Aeroespacial y Defensa (Everis ADS), empresa tecnológica que cuenta con un área especializada en sistemas no tripulados.
El objetivo era analizar su rendimiento en las inspecciones visuales del pantalán del puerto y la 'sealine', la línea de tuberías de dos kilómetros de longitud que conecta la refinería con los barcos.
"Aunque la prueba no nos permite tomar todavía decisiones concluyentes", señaló Eva Gómez, "vamos a seguir trabajando esta idea porque le vemos potencial para el mantenimiento preventivo de las estructuras subacuáticas, el control del movimiento del fondo marino o la detección temprana y cuantificación de fugas".
Por otro lado, en otra prueba de concepto, esta vez en el complejo industrial de Puertollano y con un dron aéreo aportado por Honeywell que llevaba a bordo una cámara de alta resolución y sensores térmicos, se ha buscado "una inspección más rápida y con mayor frecuencia" de los racks de tuberías de esta refinería, grandes estructuras en altura cuya revisión implica una parada industrial y la instalación de andamiajes de elevado coste.
El tramo inspeccionado tiene una longitud de 350 metros y hasta tres niveles de tuberías, en un ensayo "que incluye el 'entrenamiento' de un algoritmo que, mediante machine learning, permita detectar la corrosión de manera automática", explicó Gómez.