España se verá obligada a buscar compradores en los mercados mundiales de deuda, deberá realizar un mayor esfuerzo en la contención del déficit y tomará medidas fiscales de estímulo económico
El pasado 16 de diciembre, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, anunció que en marzo de 2022 pondrá fin al programa de compras de emergencia contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés), mientras que impulsará temporalmente su programa de compras de activos convencionales (APP, por sus siglas en inglés). Asimismo, se mantendrán los tipos de interés.
De igual forma, el BCE amplió, por segunda vez, el horizonte de reinversión de los vencimientos de los activos comprados al amparo del PEPP hasta finales de 2024, un año más que el periodo que estimaba hasta el momento.
Esto conllevará el fin del programa de compra de deuda de los distintos países. Así, desde el comienzo del 2022, se ralentizará el ritmo de compra, aunque no finalizará hasta llegar a marzo. Tal y como indica Begoña Casas, profesora de Economía y Empresa en la Universidad Europea, "esto va a suponer que Europa comience en la senda del crecimiento en 2022 y que la inflación elevada, que no solo afecta a España, sino a más países, sea un efecto temporal".
“El BCE ha afirmado que se subirán los tipos cuando se cumplan tres condiciones contempladas en el programa Forward Guidance: que la inflación subyacente sea compatible con la convergencia al objetivo del 2%, que la inflación a medio plazo alcance el 2% y que la inflación esperada, en el punto medio del ejercicio en 18 meses, también alcance el 2%. Es decir, estamos hablando de un umbral que se sitúa, por tanto, en el entorno del 2%”. Mientras esto no ocurra, se mantendrán los tipos de interés.
Lo que la institución había establecido es que los tipos de interés no se van a subir hasta que se terminen las compras en el programa de previsión. Por lo que, primero, hay que finalizar las compras y, cuando estas tres condiciones se cumplan, "estaremos preparados para hablar de una subida de los intereses”, añade.
España, completamente dependiente
España es uno de los países de la zona euro con mayor porcentaje de deuda acumulada. En concreto, el 38,44% de la deuda española en términos de PIB ha sido comprada o adquirida por el BCE. Es por ello que la finalización del proceso de compra del BCE, afectará directamente a España, porque ahora se verá obligada a buscar compradores en los mercados mundiales de deuda, lo que supondrá un encarecimiento de la deuda y una mayor dificultad para el país.
Por otro lado, España tendrá que hacer un mayor esfuerzo en la contención del déficit público. “Será necesario implementar nuevas medidas para conseguir contener el déficit, de manera España pueda conseguir colocar su deuda en los bancos mundiales”, explica Begoña Casas.
Asimismo, se deberán tomar medidas fiscales de estímulo económicos para reducir el déficit y mejorar esta situación, tal y como adelantaba José Manuel González-Páramo, exconsejero del BCE. A esto, Begoña Casas añade que “necesitamos acelerar nuevas reformas en 2022, principalmente en términos de pensiones y empleo”. Para ello, son vitales los Fondos Next Generation EU, que ayudarán a España a acelerar las reformas y fomentar el dinamismo económico.
En términos económicos, el año 2022, tanto para España como para Europa, será un año “duro”, pero según las estimaciones del BCE, en 2023 la inflación ya estaría controlada, situándose en el 1,8%. Por su parte, el crecimiento económico en 2022 estará, a escala europea, en el 4,2%. En el caso de España, se estima que la inflación no estaría controlada hasta 2023, llegando al 1,2%. En cuanto al crecimiento, el BCE considera que la recuperación también llegará en el próximo año, llegando a alcanzar cifras del 3,9%.
Además, en España, lo que más influye en la inflación elevada es la subida del precio de la energía. Según explica Begoña Casas, el análisis de los mercados a futuro indica que el precio de la energía se va a mantener muy alto durante este año.
¿Y para Europa?
Como explica Begoña, cuando los tipos de interés están bajos, financiarse es más barato y baja el Euribor, con la consecuencia de que también se abaraten todos los préstamos que están vinculados al Euribor y, por tanto, se dinamice el mercado. “Así, la inflación no se controla tanto y puede subir, al igual que aumenta la renta variable y se devalúa tu divisa con respecto a los demás”. En este caso, hablaríamos de una devaluación del euro con respecto al dólar.
“En el caso de Europa, no vamos a controlar tanto la inflación, pero sí vamos a conseguir estabilizar el resto de variables. El BCE afirma que la inflación alta es un fenómeno temporal y, realmente, si se trata de algo temporal, esta medida funcionará”, afirma Begoña. El problema emana de la posibilidad de que esto se prolongue en el tiempo y la inflación continúe a la alza en Europa, lo que provocaría una subida masiva de los tipos de interés.
Al hilo de lo anterior, Lagarde explicó que aún sigue siendo necesaria una postura monetaria acomodaticia para que la inflación se estabilice hacia la meta del 2% en el medio plazo y subrayó la necesidad de “mantener la flexibilidad y la opcionalidad” en la conducción de la política monetaria.
A pesar de las previsiones de la presidenta del BCE, el pasado 13 de enero, Luis de Guindos, vicepresidente del BCE, anunció que el elevado nivel de inflación actual en la zona euro puede ser menos transitorio de lo que se había previsto anteriormente, añadiendo que la inflación “será más alta durante más tiempo, pero acabará bajando”.