La Cámara de Comercio España-Israel es una organización sin ánimo de lucro, registrada en España en el Ministerio de Interior. A través de ella, las empresas israelíes hacen negocios en España y viceversa
“Hemos creado un canal, un puente tecnológico” entre los dos países, dice su presidente. Estas y otras cosas explica en una entrevista con Capital el presidente de la Cámara, Gil Gidron, que también es presidente del fondo Cardumen Capital.
Su cámara no cuenta con financiación institucional o pública, pero ¿hay algún tipo de colaboración con el gobierno?
Nosotros colaboramos mucho con la Embajada de Israel en España. Y lo mismo con la Embajada de España en Israel. No solo trabajamos a nivel comercial, sino también a nivel de embajadores. Porque a veces, cuando ha venido aquí, por ejemplo, un ministro israelí, la parte de lo que es negocio o de empresas, nosotros organizamos ese encuentro, y lo mismo en Israel. Pero lo que más hemos hecho, yo te diría, son misiones de empresarios españoles a Israel y ayudar a empresas israelíes a llegar a España.
Hacia Israel hay más misiones porque se celebran encuentros, como pueden ser encuentros de ciberseguridad, inteligencia artificial, agritech... Entonces, alrededor de esas ferias organizamos una misión de empresas y empresarios españoles que puedan estar interesados en Israel. Como digo, sí hacemos cosas con ellos, pero no recibimos subvención.
¿Por qué?
Por elección totalmente nuestra. Nosotros estamos en la parte privada del PIB, por decirlo así. También hemos trabajado con instituciones y administraciones españolas, llevándolas a Israel, o viceversa. Pero creemos que es muy importante fortalecer la parte privada. En la parte pública ya hay una forma de relacionarse. Con todo, cuando han venido dos presidentes israelíes a España, nosotros hemos organizado lo que tiene que ver con los negocios. Y cuando han estado gente de la administración del gobierno español en Israel, lo mismo.
Hemos visto muchas acciones y muchos éxitos de empresas españolas que están utilizando tecnología israelí o viceversa. Israel tiene 9,7 millones de habitantes, 22.000 kilómetros cuadrados, es decir, muy pequeño. Y a la vez es un país muy innovador, uno de los países más innovadores del mundo. España es un país mucho más grande, 47 millones de habitantes, una superficie muy grande, muy integrado en la Unión Europea y con fantásticos lazos con Latinoamérica. Es decir, es un país innovador, frente a un país de producción, por resumirlo así. Cuidamos ese canal de innovación israelí y producción española y lo hemos orientado con éxito hacia terceros países también.
“Ciberseguridad, inteligencia artificial junto con AgriTech y biomedicina, son los sectores tecnológicos más fuertes de Israel”
¿Qué pueden aprender Israel de España y España de Israel?
En Israel, todo lo que es innovación, sobre todo tecnológica, hoy en día es el 10,4% del empleo, el 15% del PIB y el 54% de las exportaciones. Hay 10 unicornios por cada millón de habitantes. Es decir, hay casi 100 unicornios en Israel. En tecnología y sobre todo en tecnología aplicada, Israel es uno de los mejores centros del mundo después quizás de Silicon Valley. Incluso yo te diría que por delante del norte de Europa o de Singapur.
Y esa es la fortaleza de Israel. No tiene mercado, entonces, ¿qué están haciendo las empresas españolas? Buscan tecnología israelí para mejorar su competitividad y productividad. ¿Qué están buscando las empresas israelíes? Llegar a un mercado. La mentalidad de los empresarios israelíes es que después de desarrollar su tecnología se van a Estados Unidos generalmente. Ha habido un enlace histórico.
Además, nosotros les abrimos la puerta de Latinoamérica y Europa una vez llegan a España. Y eso está funcionando muy bien. De hecho, el negocio bilateral entre España e Israel es de 3.400 millones de euros. Que es una barbaridad si lo piensas. Para Israel, España es uno de los grandes socios en la Unión Europea. Igualmente, Israel es uno de los grandes países de comercio bilateral con España. En Oriente Medio es uno de los principales socios, si quitas el tema del petróleo que distorsiona absolutamente todo.
¿En qué sectores se fijan las empresas españolas para invertir en Israel?
Como sabes, también soy el presidente de Cardumen Capital, que es un fondo español de capital riesgo. Dos de nuestros fondos invierten el 100% en Israel y ahora mismo somos el mayor inversor de España en Israel. Básicamente, son empresas españolas que necesitan tecnología.
Al revés, generalmente, el gran interés de Israel en España ha sido inmobiliario. Sobre todo, en la costa. Por su parte, la inversión se está desarrollando, por decirlo así. No es como el comercio bilateral, la inversión como tal no es tan importante como ese flujo. Y hay otra cosa interesante. Israel no está en la Unión Europea, pero se considera un país amigo, un país preferencial. Por eso, en muchos de los programas, sobre todo tecnológicos, como los programas Horizonte o el programa Eureka, Israel participa.
Me gustaría que ahondara un poco más en este tema. ¿Cómo puede beneficiarse España de esa apuesta de Israel por la tecnología?
Hoy en día la tecnología está en toda nuestra vida, en la forma en que vivimos y trabajamos. Imagínate la pandemia pasada sin tecnología. Hubiese sido espectacular. Hubiese sido, como dice mi hijo, como en el siglo pasado, como en 1918.
La tecnología israelí es tecnología aplicada y está súper demandada. Es como el turismo en España, por entenderlo. Y entonces hay en muchos sectores donde empresas españolas buscan ese tipo de tecnología para ser más productivas, sobre todo en ciberseguridad, y también mucho en inteligencia artificial. Junto con AgriTech y biomedicina, son los sectores tecnológicos más fuertes de Israel. Siempre y cuando obviemos el tema militar. Israel es muy buena en electrónica aplicada a la defensa.
¿Qué significan para Israel los lazos de España con Latinoamérica y su papel como puerta de entrada a Europa?
Cuando el empresario israelí piensa hacia dónde expandirse geográficamente, Europa como que le asusta un poco: diferentes idiomas, diferente legislación… como que es muy complicado. Y siempre se ancla en algún país. Históricamente no era España, pero hoy en día ya es España, no solamente por el bloque que forman España y Portugal, sino porque el bloque es España, Portugal y Latinoamérica.
Hoy en día yo creo que el empresario israelí ya piensa en España, sobre todo porque ven que la posibilidad de crecer en mercados que para ellos eran no prioritarios. Ahora sí son conscientes del peso que tienen. De hecho, muchos de los productos israelís que no estaban adaptados, digamos, al lenguaje castellano español, hoy en día lo están. Y eso para mí ha sido un cambio que ha ayudado a ese flujo comercial. También hay que hablar del turismo: 300.000 israelís que visitan España al año.
Por resumir, por ejemplo, Alemania puede resultar un país atractivo por su tamaño, por su potencial económico, pero España por esos lazos acaba resultando más interesante. ¿Es así?
Sí, porque de hecho tenemos un pasado cultural y social común. Ya sé que es de hace muchos años, pero en Israel todavía hay gente que habla ladino. Y de hecho hay periódicos en ladino, asociaciones, etc. Incluso podemos hablar de que hay bastantes sudamericanos que se han mudado a Israel.
Es una cultura muy parecida. Cuando vas a Israel te vas a dar cuenta de que estás en Tel Aviv y parece que estás en Alicante o en Valencia. La gente vive en la calle, sale todas las noches. Es decir, no es como en los países nórdicos, no tiene nada que ver. El israelí se encuentra muy cómodo con el español, quizás por esa cultura común mediterránea.
“A nivel mediático hay mucha gente que le preocupa o no le gusta el tema de Israel”
En España se habla, sobre todo en los últimos años, de cierta incertidumbre política. ¿Esto afecta al interés de los empresarios israelíes? De igual modo, también hay convulsiones allí. ¿Cómo afecta?
Históricamente, España ha tenido más lazos con los países árabes. Israel es un miembro de la OCDE desde 2010. España también lo es y eso da mucha tranquilidad. Sí es verdad que Israel tiene una democracia en un entorno complicado. Creo que a nivel público tienes razón. A nivel mediático hay mucha gente que le preocupa o no le gusta el tema de Israel. Al revés, no tanto. Es más de aquí hacia allá. A nivel empresarial y económico, creo que el empresario español está muy por encima de eso. Si ve que hay negocio, nada le para. Y al empresario israelí, igual. En Israel hay muy buen feeling con España.
En nuestro fondo hay inversores de primer nivel y es al revés. Si te hace falta la tecnología para ser competitivo, te da igual de dónde viene. En Israel además están todas las multinacionales.
Además, después de los acuerdos de Abraham hay buenas relaciones. Oriente Medio está cambiando. No es lo mismo hace cinco años que ahora. Se ha dado un paso de gigante. Hay acuerdos con Egipto, Jordania, Emiratos y otros países que se prevé que entren. De hecho, hay bastante inversión de Oriente Medio en Israel. El mundo de los negocios está muy por encima de la política.
Hablábamos de la producción de alimentos. Aparte del asunto tecnológico, entiendo que en Israel hay una apertura diferente con productos como leche de vaca que no es de vaca. ¿Es así? ¿Cómo se ve este tema?
En el mundo tecnológico hay un salto de digitalización impresionante. En el sector agrícola hay grandes innovaciones. Si vas a Israel, verás que hasta la frontera es verde y a partir de ella hay desierto.
En el sector food, igual. Hoy en día somos 8 mil millones de personas y el sistema actual de producción de comida es insuficiente y además está el tema del cambio climático. Tenemos que ser mucho más eficientes. Tenemos que aplicar tecnología de vanguardia al sector food. Lo que pasa es que es algo minoritario todavía. En Israel esto se lleva haciendo años. Es cierto que la legislación europea es más limitativa que la americana, pero esto está ocurriendo y va a ocurrir porque no queda otra.
Israel es un país con pocos recursos y pequeño, así que esa necesidad ha sido la madre de la innovación. Lo que hemos visto en innovación, lo vamos a ver en agrifood tech.
Además, en el caso de España, hay que asumir que no puede ser competitiva por precio, eso va a ser el lejano Oriente. Pero puede ser competitiva añadiendo valor porque está muy cerca del mercado. Por eso España tiene que ir innovando. Se puede crecer incrementando el tamaño del mercado o siendo más eficientes.