Un informe de Ecoembes al que Capital ha podido acceder en primicia revela las principales dificultades de las pymes para adaptarse a la transición energética
La sostenibilidad se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los gobiernos europeos. Entendiendo la gravedad de la situación, cada vez más leyes actúan como contención contra la huella de carbono en el continente. Pero no todas las empresas pueden adaptarse de igual forma a una transición que se está acelerando en los últimos años.
Capital ha tenido acceso en primicia a un informe de Ecoembes que detalla las dificultades de las pymes para abrazar la transición verde.
Gran carga administrativa
El informe Economía circular: barreras y dinamizadores para su implementación efectiva en la pyme, elaborado por el Instituto Sindical
de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS-CCOO) en colaboración con Ecoembes revela que una de las principales complicaciones para las pymes es la burocracia existente en nuestro país.
Recordemos que España se sitúa en el puesto 34 de los 38 países analizados en el informe del Instituto de Estudios Económicos y la Tax Foundation sobre la fiscalidad en la OCDE, siendo además uno de los cinco países con peor competitividad fiscal. El esfuerzo fiscal, la presión fiscal normalizada en función de la renta, ya es un 53% mayor que el promedio de la Unión Europea.
El otro factor clave que menciona el informe es la excesiva burocracia de nuestro país.
"En términos generales, la burocracia está siendo un obstáculo para el crecimiento de la PYME española y su capacidad para sumarse en tiempo y forma a las distintas transformaciones que está viviendo nuestro entorno, en particular, desde la perspectiva económica. Por ejemplo, en 2022, entre el BOE y los distintos boletines de las Comunidades Autónomas se publicaron 1.329.865 páginas en
un contexto en el que vieron la luz 849 normas de distinto rango a nivel estatal y otras 340 normas con rango de ley en las CCAA", señala el estudio.
"En muchas ocasiones, las autoridades legislan y plantean los procesos administrativos obviando la realidad de las PYMEs que cuentan con unos recursos más limitados y sufren la escasez de perfiles profesionales en nuevas ocupaciones que resultan estratégicas. En la práctica, lo expuesto debería tenerse muy presente entre las autoridades con el fin de que legislen y planteen procesos burocráticos pensando en las realidades empresariales más pequeñas. De lo contrario, se limita la participación e implicación de la PYME en ámbitos estratégicos para el futuro, tales como la circularidad", añaden.
Alta inversión inicial
Otro de los factores esenciales que va en perjuicio de las pymes es la complejidad que tienen estas para captar una inversión inicial potente, que permita lanzar el proyecto que están por estrenar o en este caso, modificar.
La escasez de recursos financieros, coste económico de las medidas, etc. son razones repetidamente señaladas como elementos que dificultan el proceso de implantación de la economía circular. En este sentido las ayudas económicas o subsidios son la primera opción señalada por la pyme para maximizar la eficiencia en el uso de los recursos, elemento trascendente para la circularidad del proceso productivo.
En este contexto, el acceso a las ayudas y a la financiación constituyen también una barrera de primer orden: debido a su dimensión, la pyme suele encontrar mayores dificultades que la gran empresa a la hora de captar financiación. Su capacidad de generación de liquidez, o las garantías a las que tienen acceso, fijan una barrera infranqueable para un sector financiero como el español, con escasa implicación en el sector productivo. Por tanto, con carácter general, se benefician menos de ayudas, programas y políticas públicas para la mejora ambiental y es aquí donde el sector público se erige como el mayor aportador de financiación.
Respecto a la innovación, COTEC señalaba que, a finales del año 2019, el número de PYME en nuestro país con departamentos de innovación no llegaba al 20% y que el 29% de las mismas destinaban únicamente entre un 1% y un 3% de su presupuesto a esta área, porcentajes muy alejados de los registrados en otros países de la UE. Según el European Innovation Scoreboard 2022, publicado por la Comisión Europea, España ocupa el puesto 16 de 27 en el ranking de innovación de la UE.
Aún así, existen muchos más problemas que dificultan el proceso de transición de las pequeñas y las medianas empresas hacía una transición ecológica.
"El Marco estratégico en política de PYME 2030 señala que las principales dificultades para emprender actividades de economía circular son los procedimientos administrativos, el coste de las obligaciones o estándares, el acceso a la información, la falta de conocimiento y el personal cualificado. Este informe también señala la necesidad de adoptar una mentalidad empresarial orientada a la economía verde, la presencia de barreras financieras, la falta de apoyo de las Administraciones públicas y la ausencia de una legislación efectiva", señala el informe.
Las características de las pymes españolas
El tejido empresarial español se caracteriza por el reducido tamaño de sus empresas. En concreto, existen cerca de 700.000 empresas con 1 o 2 trabajadores y otras cerca de 300.000 que cuentan con entre 3 y 5 trabajadores, dando lugar a que la pyme con asalariados contabilice 7,1 trabajadores de media. Una media que baja hasta 3,7, si también tenemos en cuenta las pymes sin asalariados (datos de marzo de 2023). De forma que la PYME española cuenta con unos recursos humanos bastante limitados; situación que también puede extrapolarse a lo económico.
El colectivo pyme, por representatividad en el tejido socioeconómico, su impacto ambiental e incidencia en el uso de los recursos, está llamado a ser un sujeto relevante en este proceso de transformación. La pyme es el principal motor de la economía española, ya que constituye su principal tejido empresarial. Engloba más del 95% de las empresas y genera más del 90% del empleo. Por tanto, no se podrá alcanzar el logro de los objetivos climáticos y el cambio de modelo productivo sin su implicación y contribución.
El informe arroja más datos interesantes sobre las características y las necesidades de las pymes de nuestro país. Por ejemplo, es clave saber que el solo el 46% de las PYME conocen el alcance y potencialidades de la economía circular. Dentro de estas, aquellas con menos
de 50 trabajadores son las que muestran un mayor desconocimiento sobre esta cuestión. Según destaca el propio informe, el conocimiento del modelo evoluciona muy rápidamente a medida que crece el tamaño de la empresa. Pero hay que destacar que según el INE solo un 0,6% de las empresas tiene al menos 50 empleados.
Por otro lado, no todas las empresas tienen la misma "inquietud" climática, algunas porque no pueden asumir el coste de realizar tantas modificaciones y otras, porque simplemente, no lo consideran importante.
En una encuesta del Eurobarómetro, el 66% de las pymes españolas contestaron que no solo no tenían ninguna estrategia para reducir su huella de carbono, sino que además, no tenían pensado ni siquiera planearlo. El 53% de las pymes analizadas en el conjunto de la Unión Europea opinaba lo mismo que los encuestados en España.
Solo un 16% de las pymes analizadas contaban con una estrategia para paliar su impacto en el medio ambiente, siendo el porcentaje algo más elevado en el conjunto de Europa, con un 24% de "síes".
El propio informe revela que muchas empresas desconocen este impacto ambiental, aunque lo más probable es que la mayoría no pueda afrontar los gastos que estos cambios suponen para sus bolsillos.