A finales del año pasado, las principales instituciones públicas y privadas, entre ellas el Banco de España, estimaban que la economía española tenía potencial para crecer en torno al 1,5% este 2024. Sin embargo, los últimos compases de 2023 dieron una sorpresa positiva, que se tradujo en un crecimiento mayor de lo esperado. Esos vientos de cola han llevado a que dichas instituciones revisen al alza el crecimiento para este 2024.
Así, según publica el Banco de España, la economía española crecerá un 1,9% este 2024, frente al 1,6% esperado anteriormente. A la vez, se mantienen las previsiones en el 1,9% y el 1,7% de cara a 2025 y 2026. Estas cifras se acercan a las proyecciones del Gobierno, que estiman un crecimiento del PIB del 2% para este año.
Además, estarían detrás de esta revisión los menores precios de la energía que se han observado en los últimos meses, unas perspectivas más favorables en cuanto a su evolución futura y la extensión parcial de algunas de las medidas desplegadas por el Gobierno para combatir los efectos del episodio inflacionista.
No obstante, el organismo que dirige Pablo Hernández de Cos ha alertado de que la composición del crecimiento observado a finales de 2023 deja entrever algunos elementos de debilidad (formación bruta de capital fijo y consumo privado), al tiempo que los indicadores coyunturales más recientes sugieren que el ritmo de avance del PIB se habría ralentizado ligeramente en el primer trimestre del presente año, hasta el 0,4%.
La inflación remite
Por el lado de los precios, las previsiones del Banco de España son más favorables. En concreto, revisa a la baja en seis décimas la inflación general promedio que se proyecta para 2024, hasta el 2,7%. Además ha rebajado en una décima la previsión de inflación en 2025, al 1,9%, y en dos décimas la de 2026, al 1,7%.
También el organismo prevé que la inflación subyacente se desacelerará gradualmente durante el próximo trienio, desde una tasa promedio del 2,2% en 2024, del 1,9% en 2025 y del 1,8% en 2026.
En cuanto a los precios de los alimentos, Banco de España estima que prolongarán su moderación a lo largo del horizonte de proyección, dada la disminución de los costes de varios de sus insumos productivos más importantes -como la energía y los fertilizantes-.
Por otro lado, considera que la extensión de la rebaja del IVA de los alimentos hasta junio de 2024 contribuirá a contener los precios de los alimentos en la primera mitad del año, aunque los presionará levemente al alza en el segundo semestre.
En sus nuevas proyecciones, el Banco de España empeora sus estimaciones sobre el déficit para 2024 y lo sitúa en el 3,5%, una décima más respecto a la anterior proyección y medio punto por encima frente a las proyecciones del Gobierno (3%).
Para 2025 y 2026, el organismo recorta una décima la proyección de déficit para ambos años, al 3,5%, lo que dejaría a España en situación de incumplimiento frente a las reglas fiscales marcadas por Bruselas.
Más deuda
En cuanto a las previsiones de deuda sobre el PIB, las estimaciones del Banco de España apuntan hacia una senda ascendente entre 2024 y 2026, pese a la moderación observada en los últimos años desde el pico provocado por la pandemia.
En concreto, para 2024 las proyecciones son del 106,5%, peores respecto al 106,3% anterior; del 107,2% en 2025 (igual a la anterior previsión) y del 108,4% en 2026 (también idéntica a la pasada estimación).
Más empleo
Respecto al mercado laboral, el Banco de España prevé que el dinamismo del empleo se modere a lo largo del horizonte de proyección, de manera que se produzca una cierta recuperación de la productividad.
El organismo ha revisado al alza sus estimaciones para el crecimiento del empleo en 2024 desde el 1,3% al 1,8%, si bien se mantiene sin cambios la senda de ralentización proyectada para 2025 y 2026, cuando avanzará un 1,1% y un 0,9%, respectivamente.
De este modo, y a pesar de la revisión al alza del PIB, la productividad aparente del trabajo seguirá mostrando una considerable debilidad durante 2024, aunque se prevé que registre una cierta recuperación a lo largo del resto del horizonte de proyección.
Por su parte, la tasa de paro continuará reduciéndose en los próximos años, aunque a un ritmo más lento que en los anteriores ejercicios. En concreto, el organismo estima una tasa del 11,6% en 2024, una décima por debajo de la previsión anterior, del 11,5% en 2025 y del 11,3% en 2026.
Además de la incertidumbre procedente de las tensiones geopolíticas y de la cuantificación del impacto macroeconómico del endurecimiento acumulado de la política monetaria, cabe resaltar, en el ámbito nacional, los riesgos que para el escenario central de las actuales proyecciones supone la reactivación de las reglas fiscales a escala europea.
En particular, el cumplimiento de dichas reglas requerirá el diseño y la implementación de un plan de consolidación fiscal a medio plazo que permita una corrección del déficit público estructural más acusada que la contemplada en estas proyecciones.
Si bien el impacto económico de dicho plan de ajuste es incierto --y dependerá críticamente de cómo se diseñe--, su implementación acarrearía, previsiblemente, un menor grado de dinamismo de la actividad a lo largo del horizonte de previsiones.
Desafíos para la inflación
Otras fuentes de incertidumbre significativas sobre el escenario central de estas proyecciones, según el Banco de España, tienen que ver con posibles efectos de segunda vuelta sobre la inflación y con el despliegue de los fondos 'Next Generation EU'.
Por un lado, el organismo ha alertado de que un aumento de los salarios o de los márgenes empresariales mayor que el anticipado implicaría una senda de inflación más elevada que la contemplada en el escenario central de estas proyecciones.
Y es que, aunque el ritmo de moderación de la inflación y la evolución de los márgenes y los salarios que se están observando por el momento no apuntan en esa dirección, no puede descartase por completo la posibilidad de que se produzcan en el futuro procesos de retroalimentación más intensos, especialmente en un contexto en el que el dinamismo de la remuneración por asalariado está siendo mayor que el correspondiente a los salarios pactados en convenio y el mercado de trabajo está mostrando un notable grado de tensionamiento.
En este sentido, el Banco de España ha advertido de que, el hecho de que, en los últimos meses, la senda de moderación de la inflación subyacente en España haya sido algo menos acusada de lo anticipado obliga a ser "cautelosos" antes de dar por doblegado el actual episodio inflacionista.
Por otro lado, el organismo ha avisado de que subsisten las dudas en cuanto al ritmo de ejecución de los proyectos asociados al programa 'Next Generation EU' y a su impacto sobre la actividad. En este sentido, en los últimos trimestres la inversión ha sorprendido a la baja en España. "Si esta debilidad se prolongase en el tiempo más allá de lo esperado, esto presionaría a la baja la actividad y la inflación a lo largo del horizonte de proyección", se advierte en el informe.