La revolución de la Inteligencia Artificial ha hecho famosas a muchos fabricantes de semiconductores, como Taiwan Semiconductor Manufactoring Company (TSMC), Advanced Micro Device Inc. (AMD) y Super Micro Computer Inc. (SMCI), pero sobre todo a Nvidia. La reina de la IA ha gozado de una revalorización del 194%, gracias a que sus chips se adaptan a los requerimientos de esta nueva tecnología.
Los lectores con algo más de edad recordarán pegatinas de Nvidia en sus ordenadores. Y seguro que también recuerdan el logotipo de Intel, otra compañía experta en chips que, con el paso de los años, ha ido perdiendo peso en el deslumbrante panorama de la Inteligencia Artificial.
Mientras Nvidia se revalorizaba, Intel perdió el 30% de su valor en los últimos doce meses. Los inversores han dado la espalda a la compañía durante muchos meses, aunque ahora se abre una nueva oportunidad para subirse al carro de esta revolución tecnológica: un acuerdo con Qualcomm, otra compañía de semiconductores especializada en smartphones.
Ese interés, sumado a los estímulos que ha lanzado Estados Unidos, han ayudado a Intel a recuperar algo de la confianza perdida y, de hecho, se revaloriza un 15% desde el mes pasado. Con todo, la empresa con sede en California ha dejado pasar varios trenes, hasta el punto de perder la ocasión de poner su pegatina, al igual que hizo Nvidia, en el lugar más alto.
Auge en los 90, declive en los 2000
No hace tanto, en la última década del siglo pasado, cuando los chips de Intel estaban presentes en casi todos los ordenadores personales, tales como los de Apple, HP, Lenovo y Dell. Sus microprocesadores hacían funcionar todo tipo de ordenadores, hasta el punto de dejar fuera a muchos rivales.
Poco después, en los 2000, Intel prefirió centrarse en los ordenadores, su campo de especialidad. Fue el momento en el que se produjo la irrupción de los smartphones y el ex-CEO de Intel, Paul Otellini, reconoció que habían rechazado la propuesta de Apple para fabricar componentes del iPhone.
En Intel entendían que no se iban a producir las ventas suficientes como para compensar los costes. El resultado se explica solo, con Apple presentando su iPhone 16 hace pocas semanas.
'No' a OpenAI
La segunda gran ocasión en la que Intel rechazó un gran negocio ocurrió más recientemente, con la omnipresente OpenAI. Los creadores de ChatGPT tenían la intención de diversificar su suministro de microchips, que en ese momento procedían en su mayoría de Nvidia.
Por ello, Sam Altman y compañía se dirigieron a Intel, donde recibieron un portazo. El motivo fue similar al que ocurrió con Apple: no creían que la IA fuera a tener éxito en el corto plazo. La realidad es que, a día de hoy, ChatGPT es casi sinónimo de Inteligencia Artificial y que Microsoft apostó por OpenAI, con miles de millones de dólares.
Después, tras varios intentos de sumarse a la ola de la Inteligencia Artificial, el mercado transitó hacia las GPU, tarjetas gráficas necesarias para entrenar la IA. Mientras, Intel insistió en desarrollar CPU. La conclusión es que el mercado fue hacia un lado y la compañía californiana, hacia otro.
Como resultado, algunas compañías optaron por los competidores de Intel, nombrados al inicio de este texto. Sin embargo, la operación con Qualcomm podría resituar la unión de ambas compañías como competidor capaz de disputar el trono a Nvidia. Esta fusión podría recibir el respaldo gubernamental, en tanto que un cuasi monopolio como el que protagoniza Nvidia no suele ser bien visto por Washington D.C.