Al menos 81 personas han muerto y más de 40 continúan desaparecidas tras las intensas lluvias que han provocado graves inundaciones en el centro de Texas, particularmente en el condado de Kerr. Lo sucedido ha sido calificado por las autoridades como una de las peores catástrofes naturales en la historia reciente del estado.
Las precipitaciones, asociadas a los remanentes de la tormenta tropical Barry, han descargado más de 280 milímetros de agua en menos de 24 horas, lo que ha generado el repentino desbordamiento del río Guadalupe, especialmente en las localidades de Hunt, Ingram y Kerrville. En algunas zonas, el nivel del agua ha subido más de 3 metros en menos de una hora, sorprendiendo a cientos de residentes y veraneantes durante la noche.
Una de las situaciones más dramáticas se ha vivido en Camp Mystic, un campamento cristiano para niñas ubicado junto al río. Al menos cinco menores y un miembro del personal han fallecido cuando las aguas han arrasado las cabañas del recinto. Hasta la fecha, once niñas y una consejera permanecen desaparecidas. Los equipos de rescate, apoyados por helicópteros y perros rastreadores, continúan la búsqueda contrarreloj.
"Todo ocurrió en cuestión de minutos. No hubo tiempo para reaccionar", ha dicho Laura Bennett, madre de una de las niñas desaparecidas, al medio local Texas News 24. "Recibimos una alerta en el celular, pero ya era demasiado tarde".
Fallos en los sistemas de alerta
Según han confirmado funcionarios del condado de Kerr, la región no cuenta con sistemas de alerta sonora ni sirenas comunitarias, pese a haber solicitado financiación estatal y federal desde 2018. Muchas de las víctimas no recibieron advertencia a tiempo debido a la saturación de la red de telefonía móvil y la falta de cobertura en áreas rurales.
"Nos encontramos completamente indefensos", ha declarado el juez del condado, David Burnett, quien también ha criticado los recortes recientes al Servicio Meteorológico Nacional, que ha sufrido disminuciones de personal y recursos durante los últimos años.
Rescate y respuesta federal
El gobernador Greg Abbott ha declarado el estado de emergencia en múltiples condados y solicitado apoyo del gobierno federal. El presidente Donald Trump ha aprobado la declaración de desastre mayor para la región. Además, ha anunciado su visita a Texas para el próximo viernes 11 de julio.
Hasta el momento, se han llevado a cabo más de 525 operaciones de rescate, la mayoría mediante helicópteros, y se ha evacuado a más de 800 personas. Equipos de FEMA, la Guardia Costera y voluntarios locales se han desplegado en la zona para brindar asistencia.
Nuevas lluvias podrían empeorar la situación
El Servicio Meteorológico ha emitido nuevas alertas por posibles tormentas en las próximas 48 horas, lo que podría dificultar las labores de rescate y aumentar el riesgo de nuevos desbordamientos. Las autoridades han instado a los residentes a mantenerse alejados de cauces y áreas bajas.
La tragedia ha dejado al descubierto la vulnerabilidad de muchas comunidades rurales frente a fenómenos climáticos extremos, así como la urgencia de contar con sistemas de alerta modernos y eficaces. Mientras continúan las labores de búsqueda, Texas llora la pérdida de decenas de vidas y se prepara para enfrentar posibles nuevas amenazas meteorológicas.
