Pakistán enfrenta una compleja situación marcada por la inestabilidad política -acentuada por la dimisión del primer ministro Imran Khan en 2022-, el bajo crecimiento económico y sus dificultades para manejar su deuda externa en dólares. Las tensiones entre los partidos políticos y las intervenciones del ejército han debilitado las instituciones democráticas, lo que ha complicado la implementación de reformas estructurales necesarias para estabilizar la economía. Este ambiente político volátil ha erosionado la confianza de los inversionistas extranjeros y ha afectado la toma de decisiones económicas. Sin embargo, en medio de la tormenta, las autoridades de Pakistán han informado del hallazgo de una enorme reserva de petróleo y gas, que podría ser, según estimaciones, la cuarta más grande a nivel mundial, tras varios años de exploración y prospección.
Este descubrimiento podría suponer un gran alivio para una economía que lucha por mantener un crecimiento sostenible y un poder militar comparable al de su principal rival, India. Según informan medios especializados y la prensa local, el yacimiento fue encontrado en las aguas territoriales de Pakistán y es tan extenso que tendría el potencial de "transformar el futuro de un país al que el impacto de la pandemia de COVID-19, junto con una alta inflación y déficits fiscales persistentes, ha hecho que las tasas de crecimiento económico se mantengan por debajo de lo esperado".
A esto se suma la creciente presión para cumplir con los pagos de su deuda externa, especialmente en dólares, lo que ha agotado las reservas de divisas. Con una balanza comercial desfavorable y una dependencia significativa de importaciones, el país ha tenido dificultades para generar suficiente capital para cumplir con sus obligaciones financieras internacionales, lo que aumenta el riesgo de un incumplimiento de deuda y la necesidad de recurrir a préstamos del FMI u otros mecanismos de rescate financiero.
