El Congreso de los Diputados ha instado al Gobierno a establecer el 7 de mayo como el Día Nacional del Vino. Esta propuesta, que cuenta con el respaldo de una proposición no de ley del Partido Popular, fue aprobada en la Comisión de Agricultura con el apoyo de Vox, la abstención del PSOE y el PNV, y el voto en contra de Esquerra Republicana (ERC) y EH Bildu. Con esta iniciativa, la Cámara Baja busca reconocer no solo la rica cultura vitivinícola del país, sino también el enorme potencial económico del sector, que contribuye a la fijación de la población en el territorio.
Según un informe de Analistas Financieros Internacionales (AFI), España dispone de una superficie de viñedo de 930.000 hectáreas, lo que representa un 13% de la superficie total mundial. El país produce anualmente 36,4 millones de hectolitros de vino, y cuenta con 101 Denominaciones de Origen y 42 Indicaciones Geográficas Protegidas. Además, se estima que el sector vitivinícola aporta 20.330 millones de euros de valor añadido bruto y genera 363.980 puestos de trabajo en 3.233 municipios, albergando 4.347 empresas dedicadas a la exportación.
No cabe duda de que el vino es una parte integral de la cultura española, representando mucho más que una simple bebida o alimento, sino que es una forma de vida, convivencia, disfrute y celebración
La iniciativa no es nueva; el 21 de marzo de 2018, se aprobó una proposición similar en la Comisión de Agricultura, y en 2019, el Gobierno se comprometió a fijar el 7 de mayo como fecha apropiada para su celebración. Sin embargo, la llegada de la pandemia de Covid-19 interrumpió el avance de esta declaración. En este contexto, el actual emplazamiento realizado al Gobierno de Pedro Sánchez busca reactivar una propuesta que, como se subraya en el texto aprobado, se vuelve más pertinente que nunca, especialmente a la luz de la crisis que ha afectado al sector en los últimos años.
