El Gobierno español ha manifestado su disposición a tramitar una prórroga de la vida útil de la central nuclear de Almaraz, ubicada en Extremadura, siempre que las empresas responsables de la instalación presenten la correspondiente solicitud. Esta información ha sido confirmada por fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, tras el anuncio del compromiso por parte del PSOE extremeño.
No obstante, es fundamental aclarar que el compromiso del Ejecutivo se limita a la tramitación de la prórroga, y no implica una extensión automática de la vida operativa de la central. Almaraz fue la primera central nuclear afectada por el calendario de cierre establecido en 2019, resultado de un acuerdo entre las empresas operadoras y Enresa. Actualmente, la autorización de explotación se encuentra fijada hasta el 1 de noviembre de 2027 para la Unidad I y hasta el 31 de octubre de 2028 para la Unidad II.
El director de la central, Rafael Campos, ha informado que se está trabajando en dos líneas de operación
En este contexto, el director de la central nuclear, Rafael Campos, declaró en 2024 que ya contaba con dos equipos trabajando en paralelo: uno para preparar el cierre de la central a partir de 2027 y otro con el objetivo de continuar la operación más allá de esa fecha. Además, se prevé que las últimas recargas de combustible de Almaraz se realicen a finales de marzo de 2026 para la Unidad I y a finales de marzo de 2027 para la Unidad II.
Las empresas responsables de la operación de Almaraz son Endesa, Iberdrola y Naturgy. Entre estas, tanto Endesa como Iberdrola han expresado su interés en extender la vida de la central si se dan las condiciones adecuadas. En este sentido, fuentes de Iberdrola han indicado que la compañía propondrá en el Consejo de Administración de Centrales Nucleares Almaraz-Trillo (CNAT) la realización de estudios necesarios para facilitar la ampliación del periodo de operación de la central.
Por su parte, el presidente ejecutivo de Naturgy, Francisco Reynés, ha abogado por una revisión del calendario de cierre acordado en 2019, sugiriendo una posible extensión de la vida útil de la central de entre dos y tres años, hasta el horizonte de 2030, en lugar de los plazos previstos de 2027. Posteriormente, su intención sería "repensar el futuro de esta tecnología".
