Keir Starmer ha delineado una agenda económica para reestructurar el tejido socioeconómico del Reino Unido. Desde su plataforma, ha prometido revitalizar los servicios públicos, comenzando con una inversión sustancial en el Sistema Nacional de Salud (NHS). Starmer ha afirmado que la salud de la nación es una prioridad innegociable y se ha comprometido a incrementar el presupuesto del NHS, reducir las listas de espera y mejorar las condiciones laborales del personal sanitario. Esta política pretende no solo enfrentar las consecuencias de años de austeridad, sino también preparar al sistema para futuros desafíos.
Una de las piedras angulares del programa económico de Starmer es la propuesta de una gran inversión en infraestructura. El líder laborista se ha comprometido a destinar 50.000 millones de libras esterlinas para modernizar la infraestructura del país. Starmer habla de renovar carreteras y de expandir la red ferroviaria, entre otras cosas.
La premisa detrás de esta iniciativa es doble: por un lado, se busca estimular el crecimiento económico a corto plazo mediante la creación de empleo, y por otro, se pretende sentar las bases para un desarrollo sostenible a largo plazo. Starmer argumenta que una infraestructura moderna y eficiente es esencial para atraer inversiones y mejorar la competitividad del Reino Unido en el escenario global.
En segundo lugar, el programa económico de Starmer incluye una reforma fiscal orientada a una mayor progresividad en el sistema impositivo. El Partido Laborista ha propuesto aumentar los impuestos a las grandes corporaciones y a los individuos con mayores ingresos, con el objetivo de financiar sus planes de inversión y servicios públicos. Esta reforma fiscal contempla la subida de la tasa de impuestos corporativos desde el actual 19% hasta el 26%, así como una revisión de las normativas fiscales para evitar la evasión fiscal y asegurar que las grandes empresas contribuyan de manera justa al erario público.
Un tercer pilar de la agenda económica laborista es la reforma del sistema de bienestar social. Starmer ha prometido una revisión integral del sistema de prestaciones para garantizar que sea más inclusivo y eficaz. En particular, el Partido Laborista planea aumentar las prestaciones sociales, introducir un salario mínimo nacional más alto y mejorar los servicios de salud y educación. Estas medidas buscan aliviar las dificultades de los ciudadanos en situación de vulnerabilidad y combatir las desigualdades económicas que se han agravado en los últimos años.
Además, el Partido Laborista se ha comprometido a una transición hacia una economía verde, impulsando políticas destinadas a reducir las emisiones de carbono y fomentar el uso de energías renovables. La propuesta de Starmer incluye la creación de un “Green New Deal” que pretende convertir al Reino Unido en un líder en tecnologías limpias y sostenibles. Con este plan, el país aborda la crisis climática, con la intención de generar nuevas oportunidades de empleo en sectores emergentes, como el de las energías renovables y la economía circular.
Finalmente, la política económica de Starmer también pone un énfasis significativo en la descentralización del poder económico. El líder laborista ha propuesto un enfoque más regional en la distribución de recursos y en la toma de decisiones económicas, con el objetivo de reducir las disparidades entre el norte y el sur del país. Esto incluye el fortalecimiento de los gobiernos locales y la promoción de iniciativas que fomenten el desarrollo económico en las regiones menos favorecidas.
