España se encuentra este lunes en una situación de emergencia meteorológica por el paso de la borrasca derivada del ex-huracán Gabrielle, transformado ya en un ciclón extratropical que afecta especialmente al este peninsular. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha activado el aviso rojo (riesgo extraordinario) por lluvias torrenciales en el litoral de Valencia, el norte de Castellón y el sur de Tarragona, donde se estiman acumulaciones que podrían llegar a los 180 litros por metro cuadrado en apenas doce horas.
Principales zonas afectadas y medidas adoptadas
-
Comunidades bajo alerta roja
La alerta extrema rige especialmente para la Comunidad Valenciana (capital y litoral) así como para zonas del litoral de Tarragona y norte de Castellón.
En esas regiones, las autoridades han suspendido clases en múltiples municipios, cerrado instalaciones públicas y recomendado evitar desplazamientos que no sean urgentes. -
Otras regiones en vigilancia o con avisos menos severos
AEMET también mantiene activas alertas de nivel naranja o amarillo en comunidades vecinas (Cataluña, interior valenciano, otras zonas del este peninsular) por lluvias intensas, tormentas y riesgo de inundaciones súbitas. En Zaragoza, por ejemplo, los servicios de emergencia han intervenido para rescatar a personas atrapadas en vehículos al desbordarse ríos o barrancos. -
Incidencias destacadas
En la Comunitat Valenciana, el barranco de La Saleta en Aldaia se desbordó, anegando calles del municipio.
En Tarragona (Montsià, Baix Ebre) se emitieron alertas por lluvias torrenciales, y se registraron cortes de suministro eléctrico en algunos municipios. La red ferroviaria sufre retrasos puntuales por acumulación de agua en las vías, en líneas de Cercanías, AVE y conexiones regionales.
¿Qué implica el nivel rojo de alerta?
El nivel rojo de alerta meteorológica representa la situación de mayor gravedad en la escala de avisos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Su activación no es algo frecuente, pues solo se declara cuando existe un riesgo extremo para la vida de las personas y la seguridad de los bienes. En la práctica, significa que las condiciones atmosféricas previstas son tan adversas que pueden generar efectos catastróficos si no se toman las debidas precauciones.
En este caso, el aviso rojo está relacionado con lluvias de carácter torrencial. Este tipo de precipitaciones no solo implica que lloverá de forma intensa, sino que lo hará en un corto intervalo de tiempo y con tal fuerza que la capacidad de drenaje del terreno y de las infraestructuras urbanas se verá superada. Las consecuencias más inmediatas son inundaciones rápidas, conocidas como avenidas o riadas, que pueden transformar calles, barrancos y ríos en auténticos torrentes de agua en cuestión de minutos. Los cauces menores, que en periodos de calma suelen estar secos o con escaso caudal, pueden desbordarse violentamente y arrastrar vehículos, mobiliario urbano e incluso poner en riesgo a quienes se encuentren en sus proximidades.
Las zonas urbanas tampoco están exentas de peligro. El agua puede acumularse en túneles, pasos inferiores y sótanos, provocando anegamientos súbitos. En barrios o poblaciones situadas en cotas bajas, el riesgo se multiplica, ya que el agua tiende a desplazarse hacia esos puntos. De igual modo, los ríos y embalses pueden experimentar crecidas repentinas que, en los peores escenarios, ocasionan desbordamientos con un gran poder destructivo.
Por todo ello, la declaración del nivel rojo conlleva una serie de recomendaciones básicas de autoprotección. La primera y más importante es mantenerse informado en tiempo real a través de canales oficiales como AEMET, Protección Civil, los ayuntamientos o la Generalitat en el caso de la Comunitat Valenciana. Esa información permite anticipar cambios en la evolución del temporal y actuar con rapidez.
Otra medida esencial es evitar los desplazamientos innecesarios. Conducir durante lluvias torrenciales es extremadamente arriesgado: la visibilidad se reduce, el agua puede cubrir tramos de carretera y ocultar su profundidad, y existe el peligro de quedar atrapado en una balsa o ser arrastrado por la corriente. Especialmente peligrosos son los túneles y pasos subterráneos, que tienden a inundarse rápidamente. También se insiste en no acercarse a ríos, barrancos o ramblas, aunque en apariencia estén secos o tranquilos. El agua puede llegar desde zonas altas sin previo aviso y en cuestión de segundos. Quienes viven en áreas inundables deben, en lo posible, permanecer en plantas elevadas de sus viviendas y evitar sótanos o bajos.
En paralelo, es fundamental seguir las indicaciones de los servicios de emergencia. Policías, bomberos, Protección Civil y autoridades locales disponen de información actualizada y coordinan los dispositivos de seguridad. Su criterio debe ser la referencia principal para la ciudadanía.
