En plena polémica por la gestión de las residencias de mayores, la Comunidad de Madrid se enfrenta a una nueva crisis sanitaria: el resurgimiento de brotes de sarna y chinches en varios centros sociosanitarios. Según denuncia la Federación de Sanidad de CCOO Madrid, al menos seis brotes se han registrado solo en el último año. Una situación que, advierten, podría agravarse tras la decisión del gobierno regional de eliminar la ratio mínima de personal de limpieza, cocina y mantenimiento en estas instituciones.
La decisión, que entrará en vigor en 2026, pone fin a una regulación establecida en 2021 que garantizaba, por ejemplo, al menos cinco trabajadores de limpieza diaria en residencias con más de 100 plazas. A partir de ahora, no existirá una proporción mínima obligatoria, dejando en manos de cada centro la determinación del número de empleados destinados al mantenimiento de la higiene.
Desde CCOO alertan de las consecuencias directas que esta desregulación puede tener sobre la salud de los residentes. “La falta de personal mínimo, destinado a estas tareas, aumenta exponencialmente el riesgo de contagio, especialmente en entornos colectivos y vulnerables como las residencias”, señala el sindicato. La sarna, una infección cutánea altamente contagiosa causada por ácaros, puede prevenirse con medidas básicas de higiene, protocolos adecuados y suficiente personal.
En uno de los centros afectados, con 106 residentes, se estaría incumpliendo ya la normativa actual: solo cuatro limpiadoras trabajan por la mañana para atender todas las zonas comunes, habitaciones, baños y lavandería. Por la tarde, una única persona asume la limpieza de comedores y sanitarios, un escenario que el sindicato considera insostenible.
La Consejería de Familia, Asuntos Sociales y Juventud resta gravedad a la situación y califica los brotes como “casos aislados” que, aseguran, se producen anualmente en todas las regiones. Asimismo, niegan cualquier relación entre los contagios y la reducción de personal o los protocolos de limpieza. La administración madrileña afirma que la situación está “completamente controlada” y que se ha actuado desde el primer momento en coordinación con Salud Pública y equipos especializados.
Este nuevo foco de conflicto se suma a las denuncias que aún pesan sobre la gestión de las residencias durante la pandemia, cuando la Fiscalía investigó casos de presunto abandono que derivaron en la muerte de ancianos. Ahora, con la eliminación de garantías mínimas en el cuidado de la higiene, resurgen los temores sobre la vulnerabilidad de una población especialmente expuesta.
En un contexto de envejecimiento progresivo y aumento de la demanda de plazas en residencias, el riesgo de que enfermedades como la sarna vuelvan a propagarse con fuerza no es menor. Y mientras las autoridades insisten en que no hay motivos de alarma, los profesionales y sindicatos urgen a reconsiderar decisiones que pueden comprometer la salud de los más frágiles.
