La reciente campaña publicitaria de Moeve, que presenta imágenes de personas despidiéndose de dinosaurios como símbolo de transición energética, ha reavivado un mito ampliamente arraigado en la imaginación colectiva: que los combustibles fósiles se originan en los restos de dinosaurios. Aunque esta narrativa resulta llamativa y efectiva desde el punto de vista publicitario, carece de fundamento científico y perpetúa un error común sobre la formación de petróleo y gas natural.
El mito de los dinosaurios y los combustibles fósiles
A pesar de ser una creencia popular, los combustibles fósiles no tienen su origen en los dinosaurios, sino en organismos microscópicos acuáticos, como algas y partes del plancton, que vivieron hace millones de años. Estos organismos se acumularon en el fondo de océanos y lagos, donde quedaron enterrados bajo capas de sedimentos. A lo largo del tiempo, la presión y el calor transformaron estos restos orgánicos en petróleo y gas natural.
El vínculo entre dinosaurios y combustibles fósiles es un atajo mental, o heurístico, que simplifica un proceso complejo para hacerlo más fácil de recordar. Según explica The Conversation, esta asociación errónea ha sido reforzada durante décadas por imágenes en libros de texto, programas de televisión y anuncios como el de Cepsa. Sin embargo, al perpetuar este malentendido, se corre el riesgo de desinformar al público sobre los verdaderos procesos geológicos que dieron origen a estos recursos.
El poder y los riesgos de los atajos mentales
Los heurísticos, como la asociación de dinosaurios con el petróleo, son herramientas útiles para simplificar conceptos complejos. Los dinosaurios, con su impacto emocional y su relevancia cultural, son una imagen poderosa que ayuda a las personas a recordar que los combustibles fósiles son antiguos y finitos. Sin embargo, esta simplificación puede resultar perjudicial cuando distorsiona hechos importantes.
Como señala The Conversation, la desinformación sobre los orígenes de los combustibles fósiles no solo socava la comprensión científica, sino que también puede dificultar el debate sobre cuestiones clave, como la sostenibilidad energética y el impacto ambiental de estos recursos.
¿Por qué es importante corregir este error?
Desmontar el mito de los dinosaurios es esencial para fomentar una comprensión más precisa de los desafíos relacionados con el consumo de combustibles fósiles. A través de campañas educativas, se puede explicar que estos recursos son el resultado de procesos que involucran organismos microscópicos y no reptiles prehistóricos. Además, vincular esta información a la necesidad de reducir las emisiones de carbono y buscar alternativas sostenibles podría tener un impacto positivo en la conciencia pública.
Cepsa y la narrativa de los dinosaurios: una oportunidad perdida
Si bien el anuncio busca destacar la transición hacia energías renovables, su enfoque refuerza un mito que desvía la atención de los verdaderos problemas asociados a los combustibles fósiles. Por ello, este anuncio podría haberse enfocado para formar al público sobre cómo se originan estos recursos y cuál es su impacto en el medio ambiente, al tiempo que promueve un cambio hacia fuentes de energía más limpias.
La persistencia del mito de los dinosaurios en torno a los combustibles fósiles subraya la necesidad de equilibrar la simplicidad narrativa con la precisión científica. Las empresas energéticas como Moeve tienen una responsabilidad clave en este aspecto: aprovechar su alcance para informar, no solo para captar la atención. Si bien los dinosaurios seguirán siendo una herramienta simbólica poderosa, el desafío es utilizarlos de manera que refuercen la comprensión científica, en lugar de perpetuar errores que limitan el progreso hacia un futuro energético más sostenible.
