El gran apagón ocurrido ayer, 28 de abril de 2025, que dejó sin electricidad a millones de personas en España, Portugal y el sur de Francia, ha vuelto a poner sobre la mesa la vulnerabilidad de los sistemas eléctricos modernos. A pesar de los avances tecnológicos, las redes siguen siendo susceptibles a errores humanos, fallos técnicos o desequilibrios en la interconexión continental. Y no es la primera vez que sucede. Este episodio se suma a una larga lista de grandes apagones que han dejado a millones de personas sin electricidad en distintas partes del mundo.
En España, el último gran corte de suministro tuvo lugar en 2021, cuando una avería en una línea de muy alta tensión afectó a más de un millón de abonados en comunidades como Madrid, Cataluña, Andalucía y Navarra. Aunque duró apenas una hora, el impacto fue considerable. Según trascendió, estuvo provocado por una avería en una línea de muy alta tensión de 400.000 voltios de la Red Eléctrica.
En 2019, Tenerife vivió un apagón total que se prolongó durante nueve horas debido a un fallo técnico en la subestación de Granadilla de Abona. Más de 30 personas quedaron atrapadas en ascensores y los servicios de emergencia recibieron un aluvión de llamadas, como recogió entonces la prensa local.

En Barcelona, el 23 de julio de 2007, un fallo en una estación eléctrica dejó sin luz a 350.000 hogares y empresas tras la caída de un cable de 110.000 kilovoltios en la estación eléctrica de Collblanc. Como consecuencia del siniestro, otras cuatro estaciones debieron ser cerradas y la situada en el paseo Maragall de Barcelona se incendió. El suministro no se restableció completamente hasta cuatro días después. Y ya en 2001, otros 200.000 abonados sufrieron cortes prolongados en la Ciudad Condal y localidades aledañas.
A nivel europeo, uno de los casos más notables ocurrió en septiembre de 2003, cuando un fallo en una línea suiza provocó un apagón en toda Italia que afectó a más de 56 millones de personas. Trenes se detuvieron, hospitales tuvieron que activar generadores de emergencia y muchas ciudades quedaron paralizadas.
Otro incidente de gran alcance se produjo en noviembre de 2006, cuando una desconexión fallida en Alemania derivó en un corte de luz que afectó a más de 15 millones de personas en varios países europeos, entre ellos Francia, Italia, España y Portugal. Más recientemente, en junio de 2024, el sudeste de Europa -incluyendo Albania, Montenegro, Bosnia y Croacia- sufrió un apagón total que demostró, una vez más, lo frágiles que pueden ser algunas zonas del continente.
India, Brasil y Paraguay: otros cortes masivos en el mundo
El apagón más grande de la historia ocurrió en la India en 2012 y afectó a más de 620 millones de personas, es decir, casi el 10 % de la población mundial. Durante más de un día, grandes regiones del país asiático quedaron completamente a oscuras debido a una sobrecarga en la red eléctrica. La causa del fallo inicial se localizó en la ciudad norteña de Agra, famosa por albergar el Taj Mahal. A partir de ahí, el colapso energético se propagó rápidamente, afectando al menos 19 estados del país, según informó la agencia IANS.
El impacto fue inmediato y devastador: cientos de trenes quedaron paralizados, más de 300.000 pasajeros atrapados en estaciones o a bordo de convoyes detenidos, y el metro de ciudades como Nueva Delhi y Calcuta -que transporta diariamente a casi dos millones de personas solo en la capital-, cesó totalmente su servicio. Los hospitales operaron con generadores de emergencia, las plantas de tratamiento de agua se detuvieron, y el tráfico urbano colapsó en varias ciudades, generando un caos generalizado.
Un caso similar se vivió en Sudamérica. En 2009, la central hidroeléctrica de Itaipú, la segunda más grande del mundo y compartida por Brasil y Paraguay, dejó de generar energía durante seis horas por una falla en el sistema de transmisión. El resultado fue un apagón masivo que afectó a 87 millones de brasileños, incluyendo a las principales regiones industriales y turísticas del país, como São Paulo y Río de Janeiro.
En São Paulo, la mayor ciudad del continente, el caos fue absoluto: los semáforos dejaron de funcionar, el tráfico colapsó y la policía intensificó la vigilancia para evitar saqueos o actos vandálicos. En Paraguay, el colapso del sistema fue completo: todo el país se quedó sin luz, aunque durante un periodo más breve, de unos 15 minutos. El corte eléctrico obligó a miles de personas que viajaban en trenes subterráneos a evacuar a pie por los túneles, guiados por linternas y personal de emergencia, hasta alcanzar las estaciones más cercanas y salir a la superficie.
