El primer ministro francés, Sébastien Lecornu se ha enfrentado con éxito a a dos mociones de censura: tanto de la extrema izquierda como de la derecha. La encabezada por la formación izquierdista, La Francia Insumisa, no ha salido adelante; Lecornu ha evitado su caída por 18 votos, gracias al apoyo de los socialistas tras la suspensión de la reforma de la ley de pensiones, tal y como pedían. Aún así, el diputado socialista Laurent Baumel ha advertido: "Nuestra no censura de hoy no constituye en absoluto un pacto". "No nos comprometemos a nada, y sobre todo no a votar un Presupuesto recesivo", añadió.
La segunda ha sido la del grupo liderado por Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional. Esta solo consiguió 144 votos, muy por debajo de los 289 que necesitaban.
Tras el fracaso de ambas mociones, la representante de La Francia Insumisa, Mathilde Panot, ha anunciado la presentación de una nueva moción de destitución contra el presidente francés, Emmanuel Macron.
Presión y reformas pospuestas
Hace apenas unos días, desde el 6 de octubre, cuando el presidente de Francia, Emmanuel Macron, aceptó formalmente la dimisión del apenas nombrado primer ministro, Sébastien Lecornu. Esta renuncia llegó apenas 24 horas después de que Lecornu hubiese presentado la composición de su gabinete. Aún así, se comprometió a petición de Macron a seguir en el cargo en funciones hasta que llegase a una solución.
Macron nombró a Lecornu el pasado 7 de septiembre en un momento de gran inestabilidad, después de que los dos anteriores primeros ministros se vieran obligados a dimitir.
En la presentación del Gobierno, Lecornu había prometido "rupturas", aunque la elección de su gabinete indicaba lo contrario, con una mayoría de ministros que repetían el cargo, en concreto un total de 11.
La indignación por la conformación del nuevo gabinete no vino solo de la oposición; los partidos aliados de Macron también protestaron por su escasa presencia en el nuevo equipo. Lecornu criticó la falta de respaldo en el Parlamento, y alegó que "no se puede ser primer ministro si no se dan las condiciones".
Reelección de Lecornu
El 10 de octubre, el día que se vencía el plazo anunciado por el Gobierno francés para nombrar nuevo primer ministro, Macron volvió a nombrar a Lecornu apenas cuatro días después de su dimisión. El reelegido primer ministro dijo que aceptaba "por obligación" con el fin de "dotar a Francia de un presupuesto para finales de año" y así "abordar los problemas cotidianos" y "poner fin a este crisis política que exaspera al pueblo".
Esta reelección fue vista como la última oportunidad de Macron de revitalizar su segundo mandato, que concluirá en 2027. La oposición, tanto de izquierdas como de derechas, criticó la decisión de volver a nombrar a Lecornu, siendo el cuarto primer ministro de Francia en apenas un año.
Jordan Bardellam, líder del grupo de extrema derecha Agrupación Nacional, calificó el nombramiento como "broma de mal gusto". Los socialistas, que son el principal partido del Parlamento, señalaron que "no hay acuerdo" con Lecornu, y amenazaron con presentar una moción de censura y derrocar a su Gobierno si no accedía a detener la ley de reforma de las pensiones, que elevaría la edad de jubilación hasta los 64 años. Y eso hizo el primer ministro, que anunció que suspendía esta reforma hasta 2027, después de las elecciones presidenciales: "Propondré al Parlamento este otoño que suspendamos la reforma de las pensiones de 2023 hasta las elecciones presidenciales. No se aumentará la edad de jubilación desde ahora hasta enero de 2028".
