La formación política Sumar ha convocado para este viernes una nueva cumbre que reunirá a todos los ministros y partidos que conforman su coalición minoritaria. Este encuentro, que se celebra en un momento de tensión con el ala socialista del Gobierno, se centra en la controversia en torno a la tributación del salario mínimo interprofesional (SMI).
Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, liderará el evento, que contará también con la participación de otros portavoces de partidos aliados. Durante la jornada, habrá una reunión a puerta cerrada entre Díaz y otros ministros de Sumar, incluidos Mónica García (Sanidad), Ernest Urtasun (Cultura), Pablo Bustinduy (Derechos Sociales) y Sira Rego (Juventud e Infancia). Se espera la asistencia de los secretarios de Estado del socio minoritario del Ejecutivo.
La cita está vinculada a la gira de Sumar en favor de la reducción de la jornada laboral, y se centrará en los cinco ejes políticos de la formación bajo el lema ‘Un Estado plurinacional, social y verde’. El evento se llevará a cabo en la Fundación Ortega Marañón, un lugar emblemático donde Sumar ya había realizado una cumbre en enero para abogar por la aprobación urgente de esta reducción de jornada.
Sumar ha dejado claro que está dispuesto a llegar hasta el final para que el SMI quede exento de tributación en el IRPF
Durante la semana, Sumar ha reiterado su compromiso de que el SMI no esté sujeto a impuestos en el IRPF y ha advertido al PSOE, especialmente al Ministerio de Hacienda, que insistir en este enfoque carece de apoyo social y parlamentario. La coalición ha instado al departamento que dirige María Jesús Montero a «mover ficha» y negociar para encontrar una solución que permita la exención de carga fiscal para el SMI, tal como se ha hecho tradicionalmente.
Por su parte, Yolanda Díaz ha respondido a las críticas del Partido Popular, subrayando que, a pesar de sus intentos, «no van a dividir» al Gobierno de coalición, que «funciona». Mientras tanto, el Ministerio de Hacienda se mantiene firme en su postura sobre la tributación del SMI, advirtiendo que una exención en el IRPF podría dejar el salario mínimo «estancado y tocado de muerte».
