El norte de Marruecos ha sido sacudido por un terremoto de magnitud 4,9 en la escala de Richter en la noche del lunes 10 de febrero. El epicentro del sismo se localizó en Ksar el Kbir, una ciudad situada en la región de Tánger-Tetuán-Alhucemas. A pesar de la intensidad del movimiento telúrico, no se han reportado daños materiales significativos ni víctimas, según las primeras evaluaciones de las autoridades locales.
El temblor se sintió en varias localidades del sur de España, incluyendo Ceuta, Sevilla, Algeciras, San Roque, Córdoba, Linares, Ayamonte, Huelva, Estepona, Fuengirola y Málaga. También se percibió en algunas zonas del sur de Portugal, generando preocupación entre la población. Sin embargo, no se han registrado incidentes que comprometan infraestructuras ni se han activado alertas de emergencia.
Las autoridades marroquíes han indicado que continúan evaluando la situación para descartar cualquier posible daño estructural. En los últimos años, Marruecos ha experimentado varios seísmos de distinta magnitud, lo que ha llevado al país a reforzar sus protocolos de seguridad ante movimientos telúricos.
Uno de los terremotos más devastadores de la historia reciente de Marruecos ocurrió en septiembre de 2023, cuando un sismo de magnitud 6,8 sacudió la región del Alto Atlas, causando la muerte de más de 2.900 personas y dejando miles de heridos. Este evento puso de manifiesto la vulnerabilidad de algunas infraestructuras y la necesidad de mejorar la preparación ante este tipo de desastres naturales.
Este nuevo terremoto recuerda la importancia de la preparación sísmica en la región, especialmente en una zona propensa a la actividad geológica. Aunque en esta ocasión no se han producido consecuencias graves, el riesgo de futuros temblores mantiene en alerta a las autoridades y a la población.