Para muchos pacientes, las unidades del dolor son prácticamente “la última alternativa posible, tienen la sensación de que es el paso previo a los cuidados paliativos. Incluso, hay quienes creen que es lo mismo y no tiene nada que ver”, asegura el doctor Agustín Mendiola, responsable de la Unidad del Dolor y Unidad de Cuidados de la Columna del centro médico-quirúrgico Olympia Quirónsalud.
Una de las patologías más prevalentes en esta unidad es la lumbalgia, especialmente la aguda, una enfermedad que tanto limita a quien la padece. Tal y como explica el Dr. Mendiola, “los especialistas son capaces de resolver esta dolencia en menos de 48 horas, algo que antes era impensable”. Es un aspecto importante porque, en relación a la lumbalgia, hay muchos procedimientos que se pueden hacer, de mayor a menor complejidad.
En ese sentido, el experto asegura que en torno al 70-80 % de los pacientes que ven en consulta sufren una lumbalgia tanto aguda como crónica y comenta que, “estos procedimientos son muy agradecidos respecto a esta patología mejorando casi de forma inmediata en muchos casos; procedimientos que se pueden hacer con el paciente sedado, algo que no requiere ni una preparación especial ni ingreso”. Si necesita sedación, “requerirá un poco más de preparación como el ayuno de unas horas previas al procedimiento. La complejidad radica en la dificultad que tiene el médico en alcanzar el objetivo sobre el que realiza el tratamiento, siendo el tiempo un factor no determinante”, subraya.
Por ejemplo, si el tratamiento se aplica sobre la articulación de la rodilla, “el objetivo es fácilmente alcanzable”, por lo que se trata de un procedimiento de baja complejidad. Si el procedimiento a realizar tiene por objetivo un nervio procedente de la médula, será de complejidad media y, si el procedimiento está dentro de la médula o del cráneo, como ocurre con la neuralgia del trigémino, será de alta complejidad. En realizar estos procedimientos se invierten entre 20 y 60 minutos, sostiene el doctor.
Entre los procedimientos que realizan los especialistas de esta unidad en Olympia, destacan aquellos sobre el nervio periférico, sobre la patología tendinosa y sobre patología lumbar. “Estos últimos son los más frecuentes y habituales”, puntualiza el Dr. Mendiola. “Para el tratamiento de la lumbalgia podemos realizarlo dentro del eje neuroaxial, tratándose de un procedimiento de complejidad media. Todos los procedimientos, independientemente de la complejidad o la duración, se realizan con un pequeño aparato de ecografía, o aparato de rayos, observando dónde se encuentra la punta de la aguja, aportando la máxima seguridad evitando cualquier tipo de complicación o de efecto no deseado”.
Además, asegura que “los procedimientos de complejidad leve y media mejoran la calidad de vida del 95 % de la población”. También hay procedimientos complejos, para dolores de difícil manejo, como los realizados en pacientes oncológicos, y en quienes se basó el concepto de Unidad del Dolor cuando se creó en los años 90. “Actualmente, ya no tiene nada que ver por la evolución propia de la especialidad”, detalla el Dr. Mendiola.
Respecto al perfil del paciente que acude a la Unidad del Dolor de Olympia, el Dr. Mendiola asegura que se trata de un adulto maduro, de entre 45 y 65 años, “que es hacia quienes va enfocada la unidad”. Es un paciente joven, con una capacidad laboral “todavía al cien por cien, cuya actividad física le permite tener un deporte favorito con el que divertirse, tener tiempo de ocio, y a quien una patología degenerativa le disminuye esa calidad de vida. No es que no lo pueda hacer, pero lo hace con dolor, con molestias, no le permite disfrutar con plenitud”.
Por tanto, sostiene, este tipo de procedimientos generan un alivio importante a los pacientes, ya que les permite tener una vida más plena tanto a nivel laboral como en su vida cotidiana y de ocio.
Otra de las características que ofrece Olympia Quirónsalud es la rapidez a la hora de realizar tratamientos. “Tenemos la capacidad de hacer procedimientos en el mismo día, en menos de 48 horas, en la misma semana… Generalmente, las listas de espera se sitúan por debajo de una semana”. Además, recalca que ninguno de los procedimientos que llevan a cabo requiere ingreso, por lo que todos son ambulatorios. Por otro lado, “Si el paciente solicita realizar el procedimiento bajo sedación, tardamos un poco más, pero, si no, viene, le realizamos el procedimiento y se marcha”.
Pese a que las unidades del dolor se crearon para realizar tratamiento intervencionista o para realizar procedimientos en pacientes en los que fracasa el tratamiento farmacológico, actualmente, el concepto va cambiando. “En Olympia, le hemos dado la denominación de Unidad de Cuidados de Espalda o también Unidad de Cuidados de Trastornos Degenerativos o de Bienestar de la Columna”, destaca el especialista.
En ese sentido, hace unos años, estos procedimientos se aplicaban en “aquellos pacientes en los que los opiáceos mayores no eran eficaces. A día de hoy, se ha visto que el uso de esos opiáceos tiene unas consecuencias catastróficas, por lo que ya no es necesario que las personas que vayan a someterse a estos tratamientos estén tomando estos fármacos”, explica. En el caso concreto de Olympia, el equipo médico los utiliza para personas que tienen trastornos degenerativos limitantes en su día a día, aquellos en los que el uso de fármacos tiene consecuencias negativas para su organismo.
Por ello, al realizar este tipo de procedimientos, sostiene el Dr. Mendiola, ya sea utilizando fármacos o sustancias endógenas, que producen un efecto regenerativo, o mediante el uso de otro tipo de terapias, que pueden ser eléctricas, como la radiofrecuencia; físicas, como la generación de calor, de luz, etc., “somos capaces de disminuir esa sensación de dolor que hace que las personas tengan un mayor bienestar, acorde a su edad, a los tiempos que corren y a los medios de los que disponemos actualmente. La Unidad del Dolor, fundamentalmente, se dedica a realizar este tipo de procedimientos”.
Además, el facultativo asegura que, muchas veces, cuando el paciente acude a la Unidad del Dolor, lo hace orientado a que le realicen una infiltración, “un nombre genérico que se da al tratamiento intervencionista, un término que se utiliza en un lenguaje más cotidiano o más vulgar. Infiltrar no es otra cosa que introducir algo dentro de otro sitio que no es su estado natural”.
Así lo explica el Dr. Agustín Mendiola: “Puedes aplicar un tratamiento sobre un nervio concreto que está generando daño, como la patología del síndrome del túnel del carpo, que no es subsidiario de cirugía porque aún no está agravado, pero el paciente nota una molestia en la mano a la hora de trabajar, de escribir en un teclado o de practicar su deporte favorito. Nosotros somos capaces de aplicar una corriente eléctrica en ese nervio para que no tenga tanta sensibilidad, el paciente mejore la sensación de dolor y pueda practicar su actividad diaria sin dolor. A eso, la gente le llama infiltración”.
Sin embargo, tal y como indica el doctor, no se está introduciendo ningún fármaco, sino que se está aplicando una corriente eléctrica sobre un nervio para que no tenga tanta sensibilidad. En definitiva, cuando el paciente acude a la consulta para una infiltración, el especialista entra en detalle de lo que va haciéndole en función de la patología que presente. En esa línea, existen procedimientos “muy complejos y otros muy sencillos o sobre estructuras que tienen un riesgo mínimo para el confort que generan. Todo ello es lo que ofrecemos en Olympia”, concluye el Dr. Mendiola.