Cuando en una conversación surge la palabra ‘inversión’, casi todos los asistentes piensan en el mercado bursátil. Quizás, algunos pocos, piensan en inmuebles u opciones menos habituales como el arte. Pero, alejado de los focos mediáticos de la bolsa de valores, existen unos activos que en España suelen pasar desapercibidos.
Los inversores más veteranos y astutos diversifican sus apuestas, optando por alternativas más allá de lo evidente, y es ahí donde los ‘más aventajados’ optan por explorar inversiones en metales preciosos y monedas de inversión o Bullion. Tradicionalmente, muchas personas en España han incluido estas últimas dentro de las monedas numismáticas, siendo este un error económico que ‘afecta’ significativamente a las expectativas inversoras de las personas.
Por diferencia ambos tipos de monedas, las numismáticas o coleccionables son aquellas que, en su momento fueron divisas de curso legal y actualmente son piezas de colección (por ejemplo, un denario de oro romano del siglo VIII a.C., cuyo valor actual puede superar los cuatro millones de euros). Hablamos de monedas antiguas que, a menudo, ya no son acuñadas, y cuyo valor viene condicionado por factores como importancia histórica, acuñación total, estado de conservación, etc.
En el lado contrario se encuentran las monedas de inversión o monedas Bullion. Éstas, acuñadas en metales preciosos (principalmente oro o plata) por diferentes casas de la moneda de gran prestigio; no se compran solo por motivos de colección, sino por su valor financiero, siendo un activo universal cuya valía se incrementa año tras año.
"Todas las monedas de inversión acuñadas en oro están exentas de IVA en Europa"
Una ventajosa inversión hereditaria
Las monedas Bullion son emitidas en cantidades limitadas, teniendo además un potencial valor numismático debido a su escasa emisión. Esto quiere decir que al valor que tiene la moneda como metal precioso se le suma un creciente valor especulativo en el mercado secundario, determinado por la poca oferta existente y la alta demanda.
Estas monedas se han convertido en un regalo habitual, siendo una inversión altamente reconocida y líquida (ningún inversor tiene problemas para revender este activo dada su alta demanda y facilidad de circulación). Se trata de una inversión en metales preciosos accesible para pequeños inversores (al tener un coste inferior al lingote de oro) y con una mayor facilidad de movilidad en el mercado (tanto por coste, como por su valor adicional numismático).
El principal valor de las monedas de inversión, al margen de su potencial coleccionable, viene condicionado por el valor del metal con el que están forjadas. Los metales preciosos cuentan un valor bursátil que no ha dejado de incrementarse desde hace dos décadas, pasando de 10,25€/gramo en julio de 2004 a 72,57€/gramo en junio de 2024 en el caso del oro (siete veces más); o de 0,16€/gramo en julio de 2004 a 0,88€/gramo en junio de 2024 en el caso de la plata (5,5 veces más). La escasez de estos metales les convierte, por méritos propios, en una de las inversiones más rentables y seguras del mundo.
“La masa de oro de todo el mundo cabe en tres piscinas olímpicas, y, además, es muy rígida, su stock solo crece un 1% o un 2% al año, si bien tampoco se contrae ni da lugar a grandes deflaciones”. Este es el principal valor que aporta el oro al inversor, según explicó recientemente el profesor Jesús Huerta de Soto, máximo exponente español de la escuela austriaca, en una entrevista con Capital.
Respecto a la tributación de este tipo de inversiones, las monedas Bullion (con una pureza de 22 a 24 quilates) tienen unas ventajas fiscales que muchas personas desconocen. En primer lugar, todas las monedas de inversión acuñadas en oro están exentas de IVA en Europa, así como del Impuesto a las Ganancias de Capital en otros países.
Respecto a la declaración de la renta, los inversores solo tienen que declarar estas inversiones si deciden venderlas, viéndose en ese caso sometidos al Impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) y tributando en función de las plusvalías o minusvalías de estos metales. Pero, si no se vende, esa inversión y las ganancias que su revalorización generen, quedan exentas de la declaración.
En el caso de herencias, la Agencia Tributaria sí solicita el precio de adquisición de las monedas heredadas por temas fiscales. Y, si los herederos no disponen de dicha información, la valoración se realiza al momento de la partición, permitiendo que el IRPF sólo se aplique sobre la diferencia entre la valoración y el precio de venta.
"Las monedas de inversión se acuñan en oro o plata y tienen un creciente valor numismático por su escasez y potencial de revalorización"
El éxito de las cuatro monedas Bullion de España
Desde 2021, la Real Casa de la Moneda Española ha apostado por las monedas Bullion, teniendo un éxito formidable en sus cuatro años de historia. En su primera emisión, el lince ibérico coronaba una tirada de 12.000 unidades cuya acogida en el mercado fue más que notoria. En estos cuatro años de circulación, al valor económico de estas monedas (actualmente, de 2.300 euros), se le ha generado un mercado secundario con precios de venta de hasta 3.000 euros por moneda, propiciado tanto por el incremento en el valor del oro como por la rotura de stock que estos metales preciosos han tenido en el mercado.
Las siguientes emisiones, el Toro en 2022 (con 15.000 unidades emitidas) y el Caballo Cartujano en 2023 (12.000 unidades), siguen disponibles en los puntos de venta autorizados, pero se espera que una vez agotadas, experimenten el mismo proceso de revalorización.
Para este 2024, el águila imperial ha sido el animal escogido como protagonista. En una tirada máxima de 12.000 unidades, estas piezas de coleccionismo ya se encuentran disponibles en los puntos de venta oficiales de la Real Casa de la Moneda Española, destacando Degussa Metales Preciosos, empresa especializada en metales preciados de origen alemán y con sede en Madrid, siendo una referencia dentro de su sector y operando con estas monedas oficiales desde la emisión de la primera colección en 2021..
