Hasta hace poco, los primeros ejecutivos de los bancos pedían que los tipos de interés volvieran a las cifras que les correspondía. Eso mermó su capacidad para generar ingresos, puesto que el hecho de que los tipos de interés estuvieran en negativo penalizaba el negocio de la banca, que consiste en prestar dinero a cambio de un interés.
Tras la vuelta a la normalidad, se abre un panorama distinto, que también tiene que ver con la irrupción de algunas tecnologías y la consolidación de otras. Además, la incertidumbre con respecto al devenir económico de este 2024 lleva a la banca a cuidar mucho a sus clientes, en especial a aquellos que más dinero tienen depositado en sus cajas fuertes.
De esa forma, este 2024 marca una serie de circunstancias que la banca tiene que afrontar en una cómoda posición, eso sí, tras las ingentes ganancias de 2023. Un estudio de Capgemini analiza cuáles son las tendencias de este año, sobre todo en lo que concierne a la banca minorista.
La primera tendencia es que los bancos han comenzado una tímida competición por los depósitos, en vista de que otros actores como los neobancos ofrecen buenas rentabilidades que pueden reducir sus fondos. No obstante y como se ha dicho antes, los sólidos beneficios de 2023 y la liquidez obtenida hasta ahora llevarán a un panorama de contención en esa guerra de depósitos.
La era digital y una nueva época para la banca
La era digital marcó un hito que en el sector financiero dio a luz a diferentes neobancos. Su principal característica hasta ahora ha sido el crecimiento, a través de una atención personalizada y comisiones bajas. El desafío ahora está en convertir ese crecimiento en beneficios, mientras que los bancos tradicionales se ven empujados a ofrecer unos servicios similares a los de los neobancos.
Si para el cliente medio no hay una elevada rentabilidad es porque, además de por todo lo dicho, el sector se setá enfocando al segmento poblacional más acomodado. Es en este sector donde los bancos minoristas tienen más esperanzas y donde están poniendo más esfuerzo. De esa forma, este tipo de cliente está pudiendo acceder a mejores tipos de interés, menos comisiones y una oferta de servicios más amplia.
La sostenibilidad, la gobernanza y la igualdad forman parte de la estrategia empresarial de todo banco que quiera crecer. No solo son una forma de diferenciarse frente al resto, sino que el crecimiento está en estas cualidades. Es más, puede decirse que lo uno está ligado a lo otro, puesto que el cliente busca alinearse con esos valores, lo que a la larga significa crecer.
La ciberseguridad representa una amenaza tan importante como toda la volatilidad que rodea al sector. La banca presta unos servicios esenciales a la población, por lo que mantener la confianza resulta clave. En eas línea, los bancos están elevando la apuesta por proteger la información confidencial y garantizar unos servicios financieros constantes.
Entre todo esto, el control de costes se alza como una herramienta útil. El contexto es de aumento de costes de los depósitos y ralentización de demanda de préstamos, lo que tiene efectos negativos en los ingresos. La prudencia aconseja controlar todo tipo de costes en la medida que se pueda.
Términos como Blockchain o Inteligencia Artificial ya se han convertido en clásicos en el sector financiero. Si bien la Inteligencia Artificial vivió su mayor crecimiento el año pasado, este puede ser el de su consolidación, de modo que los bancos la utilicen para mejorar su actividad diaria. Por otro lado, la innovación continúa con otras nuevas disrupciones, como el edge computing, cloud soberano y los Marketplace Cloud.
El uso de los datos ya no es algo privado, sino que se extiende al resto del sector. La colaboración entre entidades financieras y empresas de tecnología abre oportunidades de innovación, además de proporcionar una mayor transparencia a los clientes.