La Comisión Europea mantiene su enfoque en alcanzar una solución negociada antes del plazo establecido por Donald Trump, el 1 de agosto. Sin embargo, Bruselas avanza en los preparativos de una doble ronda de aranceles, que serán implementados el 7 de agosto si no se logra un acuerdo. Estas medidas afectarían 93.000 millones de euros en importaciones de productos estadounidenses, con un recargo que podría llegar al 25%.
En respuesta al arancel original del 25% impuesto por EE. UU. sobre el acero y aluminio europeos, la UE ha mantenido en suspenso unas contramedidas que afectarían 21.000 millones de euros en bienes estadounidenses. Estas medidas fueron congeladas después de que Trump decidiera abrir negociaciones. Sin embargo, una segunda ronda que afectaría 72.000 millones de euros adicionales está aún en fase de preparación.
Inicialmente, el paquete cubría 95.000 millones de euros, pero su alcance fue reducido a petición de los Estados miembros. Aunque todavía no se ha fijado una fecha precisa para discutir la adopción de estas medidas, Olof Gill, portavoz de Comercio, ha confirmado que se busca que estén listas para entrar en vigor el 7 de agosto.
Para hacer que nuestras contramedidas sean más claras, simples y fuertes, fusionaremos las dos listas en una única
A pesar de los preparativos para los aranceles, la Comisión Europea subraya que su prioridad sigue siendo lograr una salida negociada al conflicto comercial. Actualmente, los contactos continúan tanto a nivel técnico como político. El comisario de Comercio, Maros Sefcovic, tiene previsto mantener una conversación con el secretario de Comercio de EE. UU., Howard Lutnick, para informar a los miembros de la UE sobre el estado de las negociaciones.
Mientras tanto, fuentes de la Administración Trump mencionadas por el ‘Financial Times’ sugieren que Trump busca establecer un arancel mínimo de entre el 15% y el 20% sobre las producciones europeas, empeorando así las tarifas actuales. Una potencial oferta estadounidense contemplaría la reducción de los aranceles aplicados a la importación de coches europeos del 50% al 25%. Este movimiento se percibe como un intento de tregua y refleja la complejidad de las negociaciones en marcha.
