La Comisión Europea ha actualizado sus previsiones económicas, reduciendo las expectativas de crecimiento tanto para la eurozona como para el conjunto de la Unión Europea en el año 2025. Según el último informe, el crecimiento para la eurozona se ha ajustado del 1,3% al 0,9%, mientras que en la UE la previsión ha bajado del 1,5% al 1,1%.
En cuanto a la inflación, se anticipa que la inflación general de la UE disminuya al 2,3% en 2025, lo que representa una décima más que las proyecciones realizadas en otoño. La previsión para la eurozona se mantiene en 2,1% para el mismo año. No obstante, el Ejecutivo comunitario estima que la inflación no alcanzará el objetivo del 2% establecido por el Banco Central Europeo (BCE) hasta 2026. En ese año, se prevé que la inflación caiga al 1,7% en la eurozona y al 1,9% en la UE.
Una mayor fragmentación del comercio mundial podría mitigar el crecimiento del PIB y reavivar las presiones inflacionistas
Además, la Comisión advierte que “las catástrofes climáticas también son más frecuentes y siguen siendo una fuente persistente de riesgo a la baja para el crecimiento”. Este análisis subraya la importancia de una acción decidida frente a los desastres naturales, así como la posibilidad de que una reducción de las tensiones comerciales, como las que existen entre la UE y Estados Unidos, o el fortalecimiento del comercio con otros países mediante nuevos acuerdos de libre comercio, podrían fundamentar el crecimiento en la región.
Respecto al déficit, se prevé que tras descender al 3,2% en 2024, el déficit de las administraciones públicas de la UE aumente al 3,3% en 2025, y al 3,4% en 2026. En la eurozona, se anticipa un incremento del déficit del 3,2% de este año al 3,3% en 2026. Igualmente, el ratio de deuda sobre el PIB aumentará hasta el 83,2% en la UE y al 91% en la eurozona para 2026.
No actuar con decisión frente a los desastres naturales podría amplificar los costes macroeconómicos y fiscales de futuros fenómenos climáticos
Por último, el informe también menciona las inundaciones causadas por la DANA en octubre, que resultaron en más de 200 muertes en el este y sur de España, evidenciando la urgencia de abordar los desafíos climáticos con políticas efectivas y coherentes.
