Desde que dejó su puesto como asesor en la primera presidencia de Donald Trump, Jared Kushner ha construido un imperio empresarial que combina inversiones inmobiliarias, tecnología y entretenimiento, aprovechando los contactos y relaciones que estableció durante su tiempo en la Casa Blanca. Su empresa de capital riesgo, Affinity Partners, creada con fondos provenientes principalmente de Arabia Saudí, ha liderado proyectos que abarcan desde lujosos complejos turísticos en Europa del Este hasta la adquisición de gigantes del sector tecnológico y del entretenimiento. Un ejemplo emblemático es su inversión en Albania: tras varias visitas al país y reuniones con el primer ministro Edi Rama y el multimillonario Mohamed Alabbar, Kushner obtuvo la aprobación preliminar para desarrollar un complejo turístico de lujo de 1.400 millones de dólares en la isla de Sazan. Este proyecto demuestra la estrategia de Kushner de combinar su experiencia en diplomacia con oportunidades de negocio internacionales, especialmente en lugares estratégicos del Mediterráneo.
Su incursión en el sector tecnológico y del entretenimiento ha alcanzado un hito histórico con la adquisición de Electronic Arts (EA) por 55.000 millones de dólares, la mayor compra apalancada de la historia en este sector. Kushner, junto con Silver Lake y el fondo soberano de Arabia Saudí (PIF), logró que EA pasara a ser privada, consolidando un eje financiero entre su círculo y el reino saudí. Affinity Partners poseerá alrededor del 5% de la compañía, mientras que el PIF se convierte en accionista mayoritario. La operación, respaldada por un préstamo sindicado de 20.000 millones de dólares de JPMorgan y otros 36.000 millones en capital, refleja no solo la influencia de Kushner en la arena empresarial global, sino también su capacidad para movilizar recursos estratégicos y alianzas internacionales en torno a su visión de negocio.
El enfoque de Kushner no se limita a la tecnología o al turismo. Sus inversiones se extienden al Medio Oriente, donde ha buscado oportunidades junto a su familia. Por ejemplo, el plan de Donald Trump y Kushner sobre Gaza, más allá de la política, refleja su interés en proyectos inmobiliarios en regiones estratégicas, proyectando un desarrollo de la franja con fines comerciales. A su vez, la Organización Trump, dirigida por los hijos del expresidente, ha consolidado proyectos de lujo en Omán, Dubái y Yeda, en cooperación con inversores saudíes como Dar Global y DAMAC, ampliando su influencia en la región y asegurando que la marca Trump siga generando ingresos significativos mediante licencias y administración de propiedades.
La clave del éxito de Kushner radica en su habilidad para combinar capital, contactos diplomáticos y una visión empresarial global. Su tiempo en la Casa Blanca le permitió establecer lazos con líderes y empresarios del Golfo, que hoy se traducen en inversiones multimillonarias en sectores diversos, desde videojuegos hasta bienes raíces y turismo de lujo. Además, su enfoque en innovación y tecnología, como el uso de inteligencia artificial en Electronic Arts, subraya su ambición de posicionarse en mercados que marquen tendencias futuras, generando sinergias entre entretenimiento, deportes y nuevas tecnologías.
En suma, Jared Kushner ha demostrado que su papel como asesor presidencial fue solo el inicio de un viaje empresarial que ahora lo coloca entre los actores más influyentes del panorama internacional. Desde complejos turísticos en el Mediterráneo hasta la propiedad de gigantes del entretenimiento como EA, pasando por proyectos estratégicos en Oriente Medio, Kushner combina diplomacia, estrategia y capital global para expandir su imperio, mientras mantiene estrechos vínculos con Arabia Saudí y otras potencias económicas. Su historia ilustra cómo la política y los negocios pueden entrelazarse, y cómo las relaciones personales forjadas en la esfera gubernamental pueden convertirse en oportunidades comerciales de alcance mundial.
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