Economía

De opción a tendencia: la pluriactividad marca el nuevo modelo laboral autónomo en España

Este fenómeno, que refleja una transformación profunda del mercado laboral español, ha sido impulsado por diversos factores, entre ellos la inestabilidad económica

Archivo - Un camarero.
Por Marta Menéndez

En los últimos cinco años, España ha registrado un crecimiento significativo en el número de trabajadores autónomos que desempeñan dos o más empleos simultáneamente. Según datos recogidos por la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA), el número de profesionales en pluriactividad (aquellos que cotizan tanto en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) como en el Régimen General de la Seguridad Social) ha aumentado un 46,9% desde 2020. En abril de 2025, se contabilizaban 269.146 autónomos en esta situación, frente a los 183.209 que había cinco años atrás.

Este fenómeno, que refleja una transformación profunda del mercado laboral español, ha sido impulsado por diversos factores, entre ellos la inestabilidad económica derivada de la pandemia de COVID-19, el encarecimiento del coste de vida y la búsqueda de mayor seguridad financiera. Muchos trabajadores han optado por diversificar sus fuentes de ingresos, combinando su actividad por cuenta propia con empleos por cuenta ajena o incluso con más de una ocupación autónoma. El repunte no es circunstancial. Solo en el último año, el incremento ha sido del 9,4%. Esta tendencia ha sido calificada como "preocupante y sintomática" por diversas organizaciones del sector, ya que no sólo revela la voluntad del trabajador de obtener ingresos adicionales, sino también la dificultad de sostenerse económicamente con una única fuente de empleo.

Los perfiles profesionales más comunes dentro de la pluriactividad son variados. Se encuentran desde consultores, diseñadores gráficos y técnicos especializados, hasta profesores, fisioterapeutas o repartidores. En muchos casos, se trata de personas que combinan un empleo a tiempo parcial o completo con una actividad autónoma que les permite complementar ingresos, tener flexibilidad o desarrollar proyectos personales.

Por comunidades autónomas, Cataluña y la Comunidad de Madrid concentran el mayor volumen absoluto de autónomos en pluriactividad, seguidas por Andalucía y la Comunidad Valenciana. No obstante, son las Islas Baleares las que han registrado el mayor incremento porcentual en el último año, con un alza del 14,2%. Le siguen la Comunidad Valenciana (11,5%), Cataluña (10,3%) y Andalucía (10,1%). Este crecimiento no es homogéneo, y refleja diferentes estructuras económicas y mercados laborales regionales.

Además del aumento en volumen, el fenómeno también está cambiando el concepto tradicional de trabajo autónomo. Mientras que antes se asociaba con profesionales plenamente dedicados a su actividad independiente, cada vez es más común encontrar autónomos que no ejercen esa actividad de forma exclusiva. Este cambio plantea interrogantes tanto en el ámbito laboral como en el fiscal y administrativo.

Desde el punto de vista normativo, la Seguridad Social establece una cotización mínima para los trabajadores en pluriactividad, aunque existen bonificaciones para quienes comienzan en esta modalidad. Sin embargo, las organizaciones de autónomos han advertido que la complejidad del sistema puede disuadir a algunos profesionales de formalizar su situación o de regularizar actividades adicionales, generando zonas grises que impactan en la recaudación y en la protección social.

A nivel macroeconómico, esta tendencia también tiene implicaciones. Por un lado, contribuye al dinamismo del mercado laboral y a la resiliencia del tejido económico ante crisis. Por otro, refleja la dificultad de consolidar empleos estables y suficientemente remunerados. Según ATA, este fenómeno es una "válvula de escape" ante un mercado laboral precario y fragmentado, donde muchos trabajadores no encuentran estabilidad ni ingresos suficientes en un solo empleo. A todo ello se suma el impacto psicológico y organizativo en los trabajadores. Diversos estudios alertan sobre el riesgo de fatiga, estrés y problemas de conciliación derivados de la doble jornada. El modelo de pluriactividad, si bien puede ser una herramienta de autonomía y realización profesional, también conlleva una presión añadida sobre quienes deben organizar múltiples responsabilidades laborales sin contar necesariamente con la protección ni los recursos de una empresa convencional.

El crecimiento de esta realidad ha reabierto el debate sobre la necesidad de una reforma estructural del trabajo autónomo en España. Expertos y colectivos piden revisar el sistema de cotización, adaptar la fiscalidad a las nuevas formas de empleo híbrido y ofrecer una mayor cobertura y formación a los profesionales que eligen, o se ven obligados, a trabajar en más de un frente.

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