El Banco de Inglaterra ha encendido recientemente las alertas sobre la posible gestación de una nueva crisis financiera, tras las quiebras de la empresa estadounidense First Brands, fabricante de componentes para automoción en Ohio, y del banco Tricolor de Dallas, Texas. Durante su comparecencia ante el Comité de Regulación Financiera de la Cámara de los Lores, el gobernador de la institución, Andrew Bailey, reconoció que estos casos podrían ser “el canario en la mina” de problemas más profundos en el sistema financiero global, aunque admitió que todavía no hay certeza: “Es una cuestión abierta”, afirmó.
Bailey señaló paralelismos con la crisis financiera de 2008, cuando muchas entidades pequeñas fueron inicialmente consideradas no sistémicas antes de desatar un efecto dominó en los mercados. En su intervención, el gobernador del Banco de Inglaterra enfatizó que la caída de estas firmas podría revelar vulnerabilidades en los mercados de crédito privado, donde se ha comenzado a observar la práctica de “rebanar, trocear y dividir en tramos de estructuras de crédito”. Esta técnica, común en productos financieros complejos, puede aumentar la opacidad y el riesgo, dejando espacio para que problemas aparentemente aislados se conviertan en eventos sistémicos.
La preocupación del Banco de Inglaterra se suma a las recientes dificultades de otros bancos estadounidenses, como Zions Bancorp y Western Alliance Bancorp, que reportaron pérdidas significativas la semana pasada tras dotar provisiones para cubrir impagos. Aunque el sistema financiero británico mantiene sólidos mecanismos de control, Bailey recalcó que la regulación no debe ser la primera respuesta frente a estos desafíos: “Tenemos un sistema que debe animar al riesgo y a realizar inversiones. Yo no apostaría por la regulación como primera respuesta”.
Paralelamente, el Banco de Inglaterra mantiene su enfoque en la estabilidad de precios. La inflación interanual en Reino Unido se situó en septiembre en el 3,8%, el mismo nivel que en julio y agosto, prolongando una racha de estabilidad aunque todavía por encima del objetivo del 2% de la institución. La persistencia de la inflación refleja una situación económica compleja: mientras los bienes de consumo moderaron su subida al 2,8%, los servicios continuaron aumentando un 4,7%, especialmente educación (7,2%), suministros para el hogar (7,3%) y transporte (3,8%).
El mantenimiento del tipo de interés en el 4% busca contener las presiones inflacionarias sin sofocar por completo el crecimiento económico. Bailey ha subrayado que cualquier relajación de la política monetaria dependerá de una tendencia clara de desaceleración en el IPC subyacente. La elevada inflación de servicios y los aumentos en los costes laborales complican las expectativas de recortes a corto plazo, y la presión sobre los precios industriales sugiere que la desinflación será lenta y desigual.
El impacto sobre los hogares británicos es directo: aunque la subida de alimentos y bebidas no alcohólicas se moderó al 4,5%, los costes de vivienda, energía y servicios básicos continúan absorbiendo una parte significativa de los ingresos, limitando la capacidad de ahorro y el consumo discrecional. Los analistas anticipan que la inflación podría mantenerse por encima del 3% hasta mediados de 2026, con la evolución de los precios de la energía y la moderación salarial como factores clave para alcanzar el objetivo del 2%.
En este contexto, el Banco de Inglaterra enfrenta un delicado equilibrio: debe evitar que la economía se enfríe demasiado y, al mismo tiempo, mantener la estabilidad de precios. La reciente volatilidad en los mercados de crédito privado y las quiebras de empresas estadounidenses sugieren que la institución está observando no solo la inflación, sino también posibles riesgos sistémicos en el ámbito financiero internacional. La combinación de inflación persistente, costos industriales al alza y vulnerabilidades en el sector crediticio privado plantea un escenario de incertidumbre donde la prudencia y la preparación para pruebas de esfuerzo en el sistema financiero se convierten en herramientas fundamentales para evitar repetir errores del pasado.
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