El chocolate, durante décadas considerado un placer cotidiano al alcance de todos, está experimentando una transformación en su posicionamiento de mercado que lo acerca progresivamente al estatus de producto de lujo. Esta evolución está siendo impulsada principalmente por la crisis del suministro de cacao a nivel global, una situación que ha derivado en una escalada sin precedentes del precio de esta materia prima esencial. Según cifras recientes, el cacao superó en 2024 los 12.000 dólares por tonelada, marcando un máximo histórico debido a condiciones climáticas adversas, enfermedades en cultivos y crisis estructurales en países clave como Ghana y Costa de Marfil. Estos factores han generado una importante caída en la producción global, justo cuando la demanda sigue creciendo impulsada por mercados emergentes y el consumo gourmet.
Como consecuencia directa, el chocolate se ha convertido en uno de los productos que más ha subido en la cesta de la compra en países como España. Su encarecimiento, cifrado en torno al 18% en lo que va de año, ha obligado a muchas marcas a replantear sus recetas y cadenas de producción, en algunos casos sustituyendo ingredientes tradicionales por versiones más económicas. Este contexto no solo ha afectado al consumidor medio, sino que también ha reconfigurado la percepción del chocolate como bien de consumo. Cada vez más, se percibe como un producto “especial”, reservado para momentos puntuales o ligado a una experiencia gastronómica de mayor valor.
En paralelo al encarecimiento general, se ha producido un fenómeno particular: el auge del chocolate "Dubái". Este tipo de chocolate, popularizado inicialmente en redes sociales y de origen gourmet, combina crema de pistacho, chocolate de alta pureza y masa filo, generando una textura y sabor innovadores. Su éxito ha sido tal que ha alcanzado precios elevados en el mercado premium, llegando a costar hasta 100 euros por unidad en versiones de autor. Sin embargo, el producto no ha tardado en democratizarse. Grandes cadenas de distribución como Mercadona han lanzado sus propias versiones low cost, adaptadas al gusto popular y comercializadas bajo marcas blancas como Hacendado. Esta adaptación ha tenido un éxito inmediato entre los consumidores, agotándose en muchos establecimientos pocas horas después de su lanzamiento.
La viralidad del chocolate Dubái responde tanto al atractivo sensorial del producto como a una tendencia creciente hacia la gourmetización asequible: productos que imitan la estética y experiencia de artículos premium, pero a un precio accesible. Esta corriente responde al deseo del consumidor de acceder a pequeños lujos cotidianos sin comprometer excesivamente su economía. Marcas como Lidl, Aldi o Waitrose en Reino Unido también se han sumado a esta moda con sus propias versiones, reforzando la presencia del chocolate Dubái en el mercado europeo.
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