La economía española en 2025 ha experimentado una estabilidad que ha permitido situar el endeudamiento de los ciudadanos al nivel más bajo desde 2023. Esta evolución se produce tras años de inflación y encarecimiento del crédito, detalla el III Observatorio Kruk. La caída de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo ha sido señalada como el motor principal de esta mejoría, influyendo en la disminución del Euríbor, el índice clave para las hipotecas variables en España.
Incremento del importe medio de las deudas y estabilidad financiera
A pesar de este contexto más favorable, el importe medio de la deuda ha ascendido a 35.910 euros, una cifra que ha crecido desde 2022. Sin embargo, los impagos han descendido ligeramente al 37%, comparado con el 39% de la anterior oleada. El perfil del deudor típico es un hombre mayor de 55 años residente en el nordeste o sur de España. Dentro de los rangos de pago, la mayoría de los endeudados abonan entre 251 y 500 euros mensuales, una cifra que refleja un incremento respecto a estudios previos.
Aunque el 45% de los encuestados mantiene deudas con bancos o entidades financieras, este porcentaje ha disminuido desde cifras más elevadas a principios de 2023. Curiosamente, más de dos tercios de los españoles poseen deudas con una única entidad financiera, subrayando la tendencia de concentración de deudas en un solo banco.
Educación financiera y percepción personal
A pesar de la mejora económica, el 32% de los españoles no logra ahorrar, lo que indica una capacidad de ahorro limitada. De aquellos que pueden ahorrar, un 60% destina entre un 10% y un 20% de su salario a este fin. La educación financiera emerge como una necesidad crucial, dado que el 40% de los entrevistados sienten que tienen un conocimiento bajo en la gestión de deudas.
En este contexto, resulta prioritario reforzar la educación financiera y la formación en gestión de las finanzas personales
Finalmente, la transparencia en la comunicación con el cliente es el aspecto mejor valorado con respecto a las entidades financieras. Hablar por teléfono se erige como el método preferido para gestionar deudas, mientras que el correo electrónico y otros canales digitales pierden relevancia.
