Economía

El gran apagón dejó inutilizables al 96% de los cajeros y desplomó tarjetas y Bizum

Comercios y particulares sufrieron un colapso histórico, mientras el efectivo se convirtió en el principal recurso para los españoles

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Por Redacción Capital

Del apagón del 28 de abril aún quedaba por documentar su efecto sobre los sistemas de pagos en España. Según un artículo publicado este jueves en la Revista de Estabilidad Financiera del Banco de España, las operaciones con tarjeta cayeron un 55%, los pagos por Bizum se desplomaron un 75% y el 96% de los cajeros automáticos quedaron desconectados. Aquella jornada, algunas transacciones pudieron realizarse gracias a las baterías de los datáfonos y a que ciertas tarjetas de crédito cuentan con un sistema offline que permite aprobar operaciones sin conexión a la red. Sin embargo, el episodio puso de manifiesto la necesidad de preparar mejor el sistema de pagos ante este tipo de crisis.

El impacto se notó especialmente en comercios minoristas y restaurantes, donde el retroceso fue más pronunciado, mientras que las grandes empresas de distribución y alimentación registraron descensos más moderados, del 35%, gracias a la disponibilidad de baterías y terminales autónomos. En gasolineras, los pagos cayeron un 46%, y en el transporte ferroviario un 73%. Los cajeros automáticos demostraron ser particularmente vulnerables: solo el 4% permanecieron operativos, ya que dependen de conexión online y carecen de baterías, lo que explica el incremento del 114% en las retiradas de efectivo al día siguiente.

El Banco de España propone establecer códigos de buenas prácticas para comercios, además de aconsejar a los particulares mantener reservas de efectivo. Los expertos subrayan que la resiliencia del sistema de pagos no puede abordarse de manera aislada, sino que debe considerar también a proveedores de energía y comunicaciones. La jornada del apagón demostró que, frente a la dependencia tecnológica, el efectivo sigue siendo un recurso esencial en emergencias.

El incidente ha reavivado la discusión sobre el uso del efectivo y la introducción del euro digital. Una encuesta de GAD3, encargada por la asociación Denaria, refleja que el 83% de los españoles rechaza la desaparición del efectivo, y un tercio ha decidido guardar más dinero en casa desde aquel apagón, con especial incidencia en los grupos de 30 a 44 años (42%) y de 45 a 59 años (30%). El efectivo sigue siendo percibido como un método democrático, seguro y que protege la privacidad de los usuarios, mientras que los pagos digitales avanzan, pero conllevan riesgos de ciberdelincuencia, como estafas por Bizum o transferencias fraudulentas.

Respecto al euro digital, previsto para 2027, el 80% de los españoles considera que aumentará el control del Gobierno sobre los pagos, y la mitad teme que termine sustituyendo al efectivo. A pesar de estas preocupaciones, se espera que conviva con el dinero físico, aunque expertos alertan sobre la necesidad de garantizar la accesibilidad real y cotidiana del efectivo, especialmente para colectivos vulnerables, como personas mayores o con rentas bajas. El barómetro también muestra que, aunque el pago con tarjeta y móvil crece, el efectivo sigue siendo el método preferido para situaciones de crisis, superando incluso a alimentos, medicinas o baterías.

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