Un reciente informe de Oxfam Intermón, titulado ‘Las brechas salariales de las grandes empresas’, ha revelado datos alarmantes sobre la desigualdad salarial en las mayores compañías españolas. Según el análisis, el salario más alto en estas empresas es, en promedio, 111 veces superior a la nómina media. Esto implica que una persona con un sueldo intermedio tendría que trabajar más de un siglo para igualar lo que gana el máximo ejecutivo de su compañía en un solo año.
A pesar del sólido crecimiento económico, no todas las personas trabajadoras han experimentado una mejoría en sus condiciones. Los empleados en grandes corporaciones ganan de media un 63% más que el promedio nacional, pero es precisamente en estas empresas donde la disparidad interna es más pronunciada. Uno de los factores que precipitan esta brecha es la prevalencia de sueldos bajos en diversos sectores del mercado laboral y la alta desigualdad de ingresos en general: mientras que en la Unión Europea el 10% más rico gana 7,5 veces más que el 10% más pobre, en España esta desigualdad asciende a 9,6 veces.
Casos específicos como Prosegur y Inditex ilustran esta disparidad con una relación salarial de 395 y 364 veces, respectivamente. Miguel Alba, responsable del informe, indicó que: "las empresas deben ser actores decisivos para contribuir que exista menor desigualdad. En el caso de la mayoría de grandes compañías, esto dista mucho de la realidad".
El mismo informe señala que, en las grandes empresas, las mujeres ganaron de media un 8,16% menos que los hombres, pero la disparidad en sueldos medios entre géneros es del 18,2%. Esta brecha no solo es resultado de la diferencia salarial en trabajos equivalentes, sino también de la escasa presencia femenina en puestos mejor remunerados. Alba destacó la decepción frente a las compañías que aún perpetúan la discriminación salarial por género.
Oxfam Intermón ha instado al Gobierno a tomar medidas drásticas para establecer una ratio máxima de 1 a 20 entre el salario más alto y el mediano, y para cerrar la brecha de género. Las empresas deben integrar a los trabajadores en la gobernanza y el reparto de beneficios para una economía más justa. Miguel Alba afirmó contundentemente: "si queremos que la prosperidad llegue a quienes la hacen posible, las grandes empresas deben revisar cómo distribuyen la riqueza que generan".
