El Senado de Estados Unidos ha vuelto a rechazar el proyecto de ley de financiación que permitiría mantener operativo el Gobierno federal hasta el 21 de noviembre. Esta decisión ha prolongado el cierre gubernamental, afectando ya a más de un millón de trabajadores. La votación finalizó con un resultado de 52 a 42, fracasando por quinta vez al no alcanzar los 60 votos necesarios. De este modo, los republicanos necesitarían el apoyo de al menos siete senadores demócratas si todos sus miembros apoyan el proyecto, o incluso ocho en caso de que el senador Rand Paul siga oponiéndose.
En esta ocasión, los senadores Angus King, independiente de Maine, y los demócratas Catherine Cortez Masto de Nevada y John Fetterman de Pensilvania, se alinearon nuevamente con los republicanos. Sin embargo, el resto de los demócratas no brindaron su apoyo, dejándolos frustrados por la falta de más respaldos.
Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, enfatizó ante el pleno que «estamos listos para trabajar con los republicanos para reabrir el Gobierno y poner fin a la crisis sanitaria que enfrentan decenas de millones de estadounidenses». Enfatizó que «se necesitan dos partes para negociar» e hizo un llamado a los republicanos y a la administración del presidente Donald Trump para que «se sienten a la mesa de negociaciones».
Tras la votación, el presidente Trump utilizó su cuenta en Truth Social para culpar a los senadores demócratas por el cierre, destacando que esto ocurre «en medio de una de las economías más prósperas, incluyendo un mercado bursátil récord, que nuestro país haya tenido jamás». Criticó que esta situación ha perjudicado a numerosos programas y servicios cruciales para los estadounidenses.
La postura de los republicanos, que actualmente controlan las dos cámaras del Congreso, se enfrenta a una mayoría limitada en el Senado. Esto da a los demócratas la posibilidad de ejercer presión, especialmente en temas como el Obamacare, criticado por la administración Trump en su discurso antiinmigración. A pesar de esto, los migrantes indocumentados no pueden beneficiarse de las ayudas que ofrece este programa sanitario.
El presidente Trump se mostró «dispuesto» a negociar pero destacó que primero debe permitirse la reapertura del Gobierno
